Los biocarburantes
Ante este desolador y oscuro panorama [el de los combustibles fósiles no renovables, cada vez más escasos y altamente perjudiciales para el Medio Ambiente] se intentan desarrollar alternativas que nos permitan mantener los niveles de confort y bienestar alcanzados sin perjudicar (o, al menos, perjudicando lo menos posible) nuestro entorno social y ambiental.
Además, se intenta que sirvan también de modelo para un desarrollo alternativo de los países menos avanzados, evitando repetir los mismos errores cometidos por los países que ya han pasado por ahí.
En el ámbito del transporte, y teniendo en cuenta lo que se acaba de exponer, los biocarburantes constituyen una alternativa importante y factible de llevar a la práctica. Esto no quiere decir que superen todos los inconvenientes que poseen los combustibles fósiles, pero sí los resuelven en gran medida; sobre todo, los más importantes: el problema de ser recursos agotables (esto es, no renovables) y los impactos generados sobre el medio (contaminación).
En el fondo no consiste en otra cosa que imitar los procesos y las formas de hacer de la Naturaleza, integrándolos en ciclos más o menos cerrados, donde todo se aprovecha, se recicla y se renueva. De este modo, nuestras actividades y nuestro estilo de vida en general estarán mejor integrados en el entorno, en nuestro planeta Tierra; al fin y al cabo, es donde hemos de vivir y desarrollarnos como especie humana, y es para lo yue hemos sido diseñados por la evolución durante millones de años.
SUSTITUTIVOS DE LOS CARBURANTES
Las posibilidades de encontrar sustitutivos a los carburantes convencionales usados en el sector de los transportes se orientan en dos direcciones principales, atendiendo a los dos tipos de motores más difundidos en el mercado: los de encendido por chispa o de gasolina, y los de encendido por compresión (Diesel) o de gas-oil.
Aunque nos vamos a centrar en los segundos, sólo comentar que la alternativa para las gasolinas son los bioalcoholes. Estos alcoholes de origen vegetal se obtienen por fermentación de materias primas azucaradas (como por ejemplo la caña de azúcar o la remolacha) o por hidrólisis de materias de tipo amiláceo (como los cereales o la patata). Pueden usarse como elemento de sustitución total o sólo como mejorantes del índice de octano de las gasolinas (evitando la adición del venenoso plomo).