"Los métodos agroecológicos y locales son clave para alimentar a la población mundial"
Amigos de la Tierra
Con motivo de la celebración este 16 de octubre de 2012 del Día Mundial de la Alimentación y coincidiendo con la celebración de la Cumbre Mundial en Roma, la organización Amigos de la Tierra ha publicado un nuevo informe. AdT denuncia que algunos de los principales gobiernos occidentales "están financiando la agricultura transgénica en detrimento de métodos más adecuados para combatir el hambre"
Hoy, en el Día Mundial de la Alimentación, mientras se celebra la Cumbre Mundial de la Seguridad Alimentaria en Roma para debatir sobre la crisis alimentaria, Amigos de la Tierra publica un nuevo informe. En el documento se señala que Estados Unidos y Reino Unido, entre otros países, están financiado la agricultura transgénica en detrimento de métodos más adecuados para afrontar el hambre [1].
Desde el año 2008, con la escalada del precio de los alimentos, varios gobiernos comenzaron a defender la "intensificación sostenible" de la agricultura como un nuevo método para aumentar la producción sin daño alguno para el medio ambiente.
Éste podría haber sido un escenario esperanzador. Sin embargo, el nuevo informe de Amigos de la Tierra investiga qué significa exactamente este enfoque y demuestra que, a pesar del apoyo público a métodos ecológicos por parte de algunos gobiernos, la financiación sigue siendo mayor para agricultura transgénica y otros agronegocios que solo favorecen intereses corporativos.
Reino Unido, Estados Unidos y la Fundación Gates han empleado cientos de millones de euros en soluciones tecnológicas para solventar el problema del hambre, entre las que se encuentran los cultivos transgénicos. El mayor proyecto de investigación del Departamento de Desarrollo Internacional de Reino Unido hizo la concesión de 70 millones de libras para investigar en tecnología trasngénica. Por su parte, entre 2005 y 2011, la Fundación Gates gastó 162 millones de dólares también en proyectos de biotecnología, y la Agencia de Desarrollo Internacional estadounidense ha estado siguiendo una estrategia centrada en el mismo tipo de tecnología.
Mientras, con los cultivos transgénicos no se está abordando la crisis alimentaria. Hasta el momento no hay evidencias de que estos cultivos sean más productivos y tengan un rendimiento mayor. No hay cultivos resistentes al cambio climático ni a la sequía. Pero sí se ha demostrado que los transgénicos han aumentado drásticamente el precio de las semillas y han incrementado la aplicación de agrotóxicos.
Kirtana Chandrasekaran, responsable de la campaña Soberanía Alimentaria de Amigos de la Tierra Internacional, ha declarado que "estudios de la ONU han situado las técnicas utilizadas por la agricultura ecológica como soluciones viables para salir de la crisis alimentaria. Sin embargo si profundizamos un poco más, algunos gobiernos y financiadores apoyan los cultivos transgénicos, favoreciendo intereses empresariales, en lugar de favorecer el interés general a través de la agricultura local. Este comportamiento pone en entredicho la credibilidad de algunos gobiernos para acabar con el hambre, como los de Estados Unidos y Reino Unido, y de financiadores, como la Fundación Gates"
Amigos de la Tierra insta a los líderes mundiales a apostar por la agroecología para poner fin al hambre y desechar los agrocombustibles, que incrementan el precio de los alimentos utilizando tierras de cultivo para conseguir combustible en medio de una crisis alimentaria[2].
Las soluciones ya están en marcha. Agricultores y agricultoras de todo el mundo están liderando procesos para fomentar una agricultura que alimente a la mayoría de la población y proveer una hoja de ruta que nos permita acabar con el hambre. Varios informes de Naciones Unidas han coincido en la necesidad de incrementar los fondos para fomentar una agricultura local y ecológica, el estudio de la agroecología y fortalecer los mercados locales [3].
Notas:
[1] El nuevo informe (actualizado al año 2021) de Amigos de la Tierra Internacional está disponible aquí.