"La cuestión del agua es indisociable de la Soberanía Alimentaria". Posicionamiento de la Vía Campesina sobre el Agua como bien básico para la Soberanía Alimentaria
La Vía Campesina
"El movimiento por la Soberanía Alimentaria es consciente de que la lucha por el agua se inscribe en el contexto más amplio del proceso actual de privatización de la naturaleza". Así comienza este documento, por el que la Coordinadora Europea Vía Campesina (CEVC) reivindica al agua como recurso básico "indisociable" desde la perspectiva de la Soberanía Alimentaria.
1ª Parte
"La Soberanía Alimentaria garantiza que los derechos de uso y gestión de nuestras tierras, aguas, semillas, ganado y biodiversidad estén en manos de los que producen los alimentos."
(Declaración de Nyeleni, 2007).
El movimiento por la Soberanía Alimentaria es consciente de que la lucha por el agua se inscribe en el contexto más amplio del proceso actual de privatización de la naturaleza, promovida por las políticas de la OMC, el FMI, el Banco Mundial, el Consejo Mundial del Agua o la PAC. Igual que en el caso de las semillas o la tierra, la lucha por el agua es parte integrante de nuestra estrategia para conseguir la Soberanía Alimentaria y acabar con todas las formas de privatización.
Para ECVC, el agua es un recurso que tiene que ser considerado como un bien común y debe ser gestionado desde una perspectiva publica, como un bien de todos y todas. Por lo tanto estamos contra su privatización asi como su mercantilizacion. El acceso al agua de toda la población es un derecho social y humano (y de todos los seres vivos) de carácter basico ya que es fuente de la vida y de la identidad de las comunidades. Estas ideas se contraponen con quienes piensan en el agua como un bien privatizable y como un valor especulativo en el mercado.
Los derechos "del agua" y "al agua" desde la perspectiva de la Soberanía Alimentaria.
Nuestras preocupaciones y reflexiones se articulan en torno al ciclo del agua. El Derecho "del agua" y el respeto constante del ciclo del agua en su integridad. Si no conseguimos garantizar el respeto del ciclo del agua, la misma disponibilidad de agua se verá comprometida. El derecho "del agua" es un requisito previo al Derecho "al agua".
El Derecho de acceso al agua : El agua es un bien común, no una mercancía. Queremos que se aplique a ello el derecho al uso, no un derecho de propiedad. Este derecho de uso debe permitir una distribución justa del agua, decidida en colectivo para todo tipo de usos, garantizar el acceso gratuito al agua para las necesidades vitales, así como (al agua necesaria) para la autosuficiencia alimentaria.
El acceso al agua forma parte de nuestros derechos fundamentales de acceso a los recursos naturales, tal y como se definen en el marco de la Soberanía Alimentaria (ver la Declaración de Nyeleni 2007). Nuestro compromiso sobre el tema del agua forma parte de nuestra estrategia más general de lucha por la afirmación de esa misma Soberanía Alimentaria.
Estos derechos tienen que ser representados y tomados en cuenta los modos de gestion tradicionales del agua en las comunidades locales. Nuestra principal prioridad es el respeto del ciclo del agua. De ello se derivan los siguientes usos prioritarios: El mantenimiento sostenible de los ecosistemas terrestres y acuáticos; los usos domésticos, para garantizar la alimentación e higiene básicas; los usos agrícolas a pequeña y mediana escala, para la producción de alimentos para la población, desde el respeto de la Soberanía Alimentaria; los servicios públicos (jardines, fuentes...); la artesanía; el comercio agrícola, los usos industriales, el turismo, la piscicultura industrial; la producción energética
Es imprescindible que se definan las utilidades y funciones del agua con sus correspondientes criterios de gestión y sus prioridades destacando como primordiales los usos de boca y agricultura. Estas prioridades se basan en la importancia del agua para usos agrarios, particularmente en la zona mediterranea, destacando el regadio como pieza fundamental para el mantenimiento y consolidacion de las pequenas granjas familiares, campesinas y sostensibles asi como la fijacion de la poblacion en el medio rural. Para una correcta planificacion en las diferentes zonas (o cuencas hidrograficas) es necesario conocer los consumos reales de cada actividad y asi fomentar el ahorro de este recurso.
Contra la privatización, por una gestión participativa y sostenible de los recursos hídricos
Nos oponemos al proceso de privatización de la distribución y saneamiento del agua, porque éste viola los derechos fundamentales "del" y "al" agua.
En Portugal, por ejemplo, usando la crisis económica como pretexto, el gobierno aprobó en 2005 una ley de privatización de la distribución del agua. A esta pérdida de soberanía del pueblo se añadieron las tarifas rampantes. Aquellos sectores que ya entonces eran los más vulnerables, entre ellos el de la agricultura, son hoy en día los que sufren en mayor medida a causa de esta nueva ley. En Turquía hay en marcha más de 2000 proyectos de construcción de centrales hidroeléctricas, en lo que supone una verdadera privatización del derecho al uso de agua. A causa de estas estructuras, el agua no vuelve a la tierra y el ganado no tiene acceso a ella. El sistema de privatización no atañe solo al agua, sino también a los terrenos a orillas de los ríos, cuyos propietarios y propietarias se ven expropiados(as) en provecho de las multinacionales. Los efectos nefastos de todo ello ponen en peligro el conjunto del equilibrio agroecológico de esas regiones. Y además, cuando el agua sale de las centrales, los campesinos y las campesinas deben pagar para poder usarla y regar sus campos.
Estamos a favor de un sistema de gestión del agua que sea público, colectivo y participativo, cercano, independiente, autónomo y al servicio de los pueblos (por ejemplo las "Comunidades de regantes" en Espana, "Consorzio di bonifica" en Italia o "Water user communities") ; un sistema que respete el derecho universal de acceso al agua, los ecosistemas locales y preservar la continuidad ecologica con modificaciones la mas limitadas posibles de los rios y riachuelos. La dimensión geográfica de esta gestión debería estar vinculada a la cuenca hidrológica local, en un marco de solidaridad transnacional que contribuya a la construcción de la paz.