La finalidad de la apicultura orientada a la polinización es proveer al campo del número de abejas precisas para conseguir una eficaz polinización de los cultivos.
La simple colocación de colmenas en un cultivo que precise de polinización por insectos no es garantía de la correcta
realización de la misma. La polinización de los cultivos comerciales, en este caso frutales, es una actividad que implica, aparte del cultivo, al agricultor, al apicultor y a las abejas, ocupando éstas, evidentemente, el papel de actor principal. De los cometidos de estas cuatro individualidades, así como de su interacción, es de lo que trataremos a lo largo de la exposición.
El comportamiento de las abejas en la recolección de néctar o polen, como en todas sus actividades, es el resultado de su acción instintiva a los estímulos del exterior. Por ello las actuaciones del agricultor y del apicultor respecto a la polinización deben ir orientadas fundamentalmente hacia la creación del ambiente propicio que asegure a las abejas el mayor estímulo para buscar alimento y polinizar así el cultivo.
Por otra parte, a pesar de que las abejas gozan de reconocido prestigio como auxiliares indispensables a la agricultura, gracias precisamente al papel que desempeñan en la polinización de las plantas, se ha avanzado muy poco en la investigación en esta dirección y tal actividad sigue fundamentándose, en general, en conocimientos más o menos empíricos, existiendo al respecto muy escasa información con base experimental.
Cuando no se instalan colmenas en las plantaciones, la mayor parte de la polinización por medio de insectos la realizan abejas silvestres u otros insectos de fuera de la explotación. Confiar en la ayuda de estos voluntarios e imprevisibles colaboradores es arriesgado, si se tiene presente que condiciones meteorológicas adversas, como bajas temperaturas, vientos fuertes, escasa luminosidad, etc., limitan su actividad a muy pocos metros de su colmena o de su lugar de cobijo. Como estas condiciones desfavorables se presentan con frecuencia en la época de floración de los principales frutales, los agricultores avanzados no deben dejar al azar la polinización, instalando colmenas en sus explotaciones.