La obtención de mejores rendimientos en apicultura obliga a un perfeccionamiento en los trabajos desarrollados por el apicultor y con ello no se obtiene, como se podría pensar, uina mayor eficacia en la sanidad, aún mas, con la explotación intensiva de las abejas se aumenta el riesgo de que la colonia sufra un mayor número de enfermedades parasitarias o infecciosas.
La concentración de colonias en un mismo asentamiento, su disposición en el mismo, facilitan la difusión de las enfermedades de las abejas.
La utilización de medidas defensivas, empleadas como protección, tiene como fin evitar la aparición de enfermedades en nuestro colmenar, mientras que el empleo de métodos de erradicación (medidas ofensivas) pretenden disminuir la acción nociva de los agentes patógenos y sanear las colonias afectadas.
En el estudio de la patología apícola, los esfuerzos realizados para conseguir, por inmunización, preservar a las colonias de las enfermedades, no han dado resultados satisfactorios y los tratamientos preventivos, graves consecuencias.
Ahora bien, el tratamiento de precaución pretende, en un colmenar ya infectado, acabar con nuevas fuentes de contaminación y atajar la enfermedad antes de que se manifiesten síntomas clínicos en colonias aparentemente indemnes, pero ya afectadas. Por ello, en colmenas en las que aparece un foco infeccioso, el tratamiento debe ser aplicado a todas las colonias sin excepción.
Es preciso tener en cuenta que los medicamentos utilizados afectan a los agentes ya instalados en el organismo animal y que, finalizada su administración, siempre es posible una reinfección.