Avances I+D
Investigadores de la UPM desvelan nuevas claves para el control de la podredumbre del ajo
« El conocimiento aportado con estas investigaciones permitirá establecer los mejores protocolos para abordar el control de la enfermedad», detasca la UPM
Investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid desvelan aspectos decisivos para abordar el control de la fusariosis, enfermedad que causa la podredumbre del ajo durante su almacenamiento. Se trata del equipo que identificó a Fusarium proliferatum como agente causal de este mal que se produce durante el período posterior a la recolección: secado, acondicionamiento y conservación de ajos
Tras descubrir el agente causal de la podredumbre del ajo, Daniel Palmero y su equipo de la Unidad de Protección Vegetal de la Escuela Universitaria de Ingeniería Técnica Agrícola de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), en colaboración con la empresa Coopaman, llevan tiempo realizando estudios para luchar contra dicha patología. En los últimos tres años han analizado la influencia de múltiples aspectos en la aparición de la podredumbre y en el rendimiento final del cultivo. El conocimiento aportado con estas investigaciones permitirá establecer los mejores protocolos para abordar el control de la enfermedad.
El ajo (Allium sativum L.) es una especie hortícola de gran importancia en la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha, especialmente en las provincias de Albacete (4.900 hectáreas) y Cuenca (2.632 hectáreas), donde se consigue una producción media de ajos morados y blancos superior a los 8.000 kilogramos por hectárea, lo que constituye aproximadamente el 40% de la producción nacional. El cultivo del ajo es para la comarca no solo una sustancial fuente de riqueza sino también parte de su patrimonio cultural y natural.
En este sentido, estudios como el realizado por los investigadores de la UPM abundan en la preocupación por la calidad del producto final y son continuación de trabajos anteriores donde se determinó la especie Fusarium proliferatum como agente causal de la podredumbre del ajo durante el período posterior a la recolección: secado, acondicionamiento y conservación.
Palmero, junto a su equipo de la Unidad de Protección Vegetal de la EUITA, lleva tiempo realizando estudios en colaboración con Coopaman S.C.L., una empresa de la provincia de Cuenca formada por 6 cooperativas y dedicada a la comercialización de ajos, para luchar contra la enfermedad. Diferentes proyectos han abordado el estudio del origen de los agentes patógenos, la posibilidad de que estos mismos hongos pudieran afectar a otros cultivos de la zona (cebollas, puerro, maíz) y la influencia de la temperatura del terreno durante el cultivo en la futura aparición de la podredumbre en el almacén, la sensibilidad varietal a la podredumbre o el efecto de los tratamientos fungicidas en la presiembra sobre el control de la enfermedad en el campo.
Hasta ahora no se había tenido en cuenta la lucha contra la fusariosis del bulbo en la planificación de fungicidas en el campo durante la campaña. Los investigadores han estudiado in vitro, y actualmente en el campo, el efecto de diferentes tratamientos fungicidas y de la temperatura de termoterapia en su control. La temperatura durante el almacenamiento fue otro de los aspectos estudiados, descubriéndose como puede resultar clave en el manejo de la enfermedad.
Estas investigaciones han permitido, además, la identificación de cepas portadoras del gen clave en la biosíntesis de fumonisinas y de cepas productoras de micotoxinas como el ácido fusárico. Por otro lado, son numerosos los microorganismos aislados y diversos los métodos empleados para abordar su caracterización morfológica, fisiológica y molecular. Y aunque solo se aisló de manera constante en todas las muestras de ajo analizadas la especie Fusarium proliferatum, no puede descartarse un cierto efecto del resto de microorganismos aislados sobre la patología.
Aún quedan interrogantes que responder en lo que respecta a la epidemiología de la enfermedad. Los agricultores demandan saber si un diente de ajo con síntomas incipientes de la enfermedad supondrá una merma en la cosecha final o un aumento en la podredumbre durante el almacenamiento. De la misma manera es imperativo responder a la pregunta de si el inóculo presente en la tierra donde se cultiva dicho diente sintomático aumenta y, por tanto, agravaría la enfermedad en la siguiente campaña.
Referencias:
Palmero D.; De Cara M.; Nosir W.; et al. 2012. “Fusarium proliferatum isolated from garlic in Spain: identification, toxigenic potential and pathogenicity on related Allium species”. Phytopathologia Mediterranea, 51 Issue: 1 Pages: 207-218.
Palmero D; Gálvez L; García M et al . 2013. “The effects of storage duration, temperature and cultivar on the severity of garlic clove rot caused by Fusarium proliferatum”. Postharvest Biology and Technology. Volume 78, Pages 34–39.