ASAJA Málaga teme que no se puedan sembrar los cultivos de primavera en esta provincia
ASAJA Málaga
Los garbanzos, el girasol, la matalahúga y la patata, entre otros, deberían haberse sembrado a mediados de febrero, pero el tiempo no ha dado tregua y muchos productores se quedarán sin sembrar las semillas que han comprado.
Desde el 18 de diciembre, sin parar. Como si el mapa de España se hubiese volteado.
Los agricultores de más edad no recuerdan un año como éste, temporal tras temporal, sin descanso.
Si hace apenas unos días ASAJA Málaga realizó un primer balance de pérdidas en el campo malagueño "nada menos que 70 millones de euros- los agricultores de la provincia muestran ahora su preocupación por la pérdida de los cultivos de primavera.
Cuando aún no ha terminado el recuento de daños en el olivar, los cítricos y los cereales, los productores de la provincia ha de sumar nuevas pérdidas. Algunos más que otros, matiza el técnico Baldomero Bellido, ya que muchos han comprado unas semillas que ahora no podrán utilizar.
Y es que, en un año normal, los agricultores preparan la tierra a primeros de febrero para sembrar unos cultivos más adecuados al tiempo primaveral que se avecina.
En el campo malagueño es época de garbanzos, girasol, matalahúga y cilantro. Pero, por el momento, no hay nada de esto cultivado. Y las previsiones no son muy halagüeñas: "Muchos de nuestros socios ya lo dan por perdido. Otros aún conservan la esperanza y piensan que la siembra de pipas puede aplazarse", añade Baldomero Bellido.
También es tiempo de patata. Para esta fecha, ya se tendría que haber recogido la que hay sembrada para ponerse manos a la obra con la siguiente temporada. "Pero esto resulta imposible, todavía queda mucha patata sin recoger", expone el técnico de ASAJA. "Llevamos tres meses sin poder pisar el campo "apostilla- porque cuando parece que la tierra comienza a orearse, el agua descarga otra vez con fuerza. Ni los más veteranos recuerdan algo así".
Más de 7 millones de euros
Hay que tener en cuenta además que la coyuntura de precios no acompaña, es bastante mala, por lo que muchos productores no se arriesgarán a sembrar de cara a la próxima primavera. La razón es evidente: retrasar la siembra puede significar una menor expectativa de cosecha.
Así las cosas, las más de 6.000 hectáreas que el año pasado se sembraron y que produjeron más de 7.000 toneladas de leguminosas este año peligran. También es incierto el devenir de las más de 12.000 hectáreas que se llenaron el pasado año de oleaginosas y que dejaron una producción superior a las 18.000 toneladas. Entre ambos cultivos, se facturaron en la provincia 7 millones de euros, una cantidad que previsiblemente no figure en el balance del próximo ejercicio y a la que habría que sumar otro medio millón de facturación procedentes de las cerca de 800 hectáreas que se siembran en nuestra provincia de matalahúga.