La Cumbre de Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible cierra sin cumplir con las expectativas que había depositadas en ella
Alonso Aguilar
Una hora hora antes de la medianoche en España de este 22 de junio se clausura en Río de Janeiro la Conferencia de Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible, "Río+20". La principal conclusión que podemos extraer de lo ocurrido allí a lo largo de estos días es la constatación de una falta de compromisos que, tristemente, ya estaba decidida desde antes de empezar
La Cumbre de Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible, que ha reunido a más de 50.000 personas de todo el mundo en la ciudad brasileña de Río de Janeiro desde la pasada semana, difícilmente pasará a la historia. Falta de ambición y compromiso es poco para describir lo allí ocurrido, especialmente si tenemos en cuenta las grandes expectativas depositadas en ella desde hace años.
Dos décadas después de la famosa Cumbre de Río de 1992 (la auténtica) nos encontramos con un mundo cada vez más deteriorado, en las tres perspectivas que se "debatían": social, económica y medioambiental. Desde un punto de vista social, la brecha entre ricos y pobres cada vez es más pronunciada, bien se trate de países o de personas. Los hambrientos superan ya la cifra del billón anglosajón, mientras que la inestabilidad y la lucha por los recursos naturales se extiende por cada vez más regiones del planeta. Desde el ámbito económico, la tiranía de "los mercados" subyuga cualquier otro asunto, tomemos a la propia Cumbre como una de sus víctimas colaterales. Y mezclando los dos ámbitos, en una ecuación tan imposible como fácilmente contrastable, resulta que en el siglo XXI se ha creado más riqueza que nunca pese a los más de mil millones de hambrientos, ergo también se ha creado más pobreza. Respecto al medio ambiente qué decir: valga que la Pachamama cuenta con un nuevo continente flotando en el Pacífico. Una isla de basura más grande que la Península Ibérica.
"Resulta difícil entender cómo puede comenzar una cumbre de este calado (con más de cien líderes mundiales) con unas conclusiones ya decididas. Y menos aún que se desarrolle durante tres días de monólogos y discursos, prescindiendo de discusiones o negociaciones que aporten algo nuevo o que cuestionen la validez del texto que se pretende aprobar", lamenta Francho Barón desde Río de Janeiro. Sólo añadir al comentario del enviado del periódico El País que entre esos más de cien líderes mundiales no se encontraban Obama ni Cameron, tampoco Merkel. También que lo ocurrido estos días en la ciudad carioca se explica mucho mejor si lo contextualizamos y comparamos con otras conferencias y encuentros internacionales, dejando en claro que son precisamente los líderes del Atlántico Norte, o sea los "nuestros", quienes llevan años entorpeciendo y poniendo trabas a cualquier posibilidad de compromiso. Algo que contrasta enormemente con su plena disposición cuando se trata de foros económicos a favor del "libre" mercado y de las que llaman "inversiones responsables".
Y sí, es triste que pudiera haber escrito esta entrada el lunes, antes de que comenzasen las sesiones oficiales de la Cumbre, sin tener por ello que haber cambiado ni una coma, a excepción de la cita incluida en el párrafo anterior. Aquí les dejo el enlace al documento final de la Conferencia, 283 puntos de "consenso" que ya estaban fijados desde antes de empezar las discusiones, por llamar al compendio de circunloquios y monólogos vivido estos días de alguna manera. Léanlo y saquen sus propias conclusiones, es lo más sano.
Y si les resulta tan indigerible como a mí me ha parecido, valgan las palabras del propio Secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, tras conocer dicho documento final, sí, hace unos días (lo que aquí llamamos empezar la casa por el tejado): "Voy a ser franco: nuestros esfuerzos no han estado a la altura de la medida del desafío [...] La naturaleza no negocia con los seres humanos".
Pero no debemos creer que todo ha sido negativo. Se han visto cosas en Río de Janeiro que sí que deben pasar a la historia, como la paralela Cumbre de los Pueblos Río+20, por positivas y esperanzadoras. Pero resulta que no se han producido en la cumbre oficial celebrada entre los días 20 y 22, la de los jefes de Estado. La de quienes realmente tienen capacidad de decisión se ha quedado, una vez más, muy atrás de lo que les demanda el conjunto de la sociedad. Como dijo aquel gran héroe de la humanidad que fue el cosmonauta ruso Yuri Gagarin: "Pobladores del mundo, salvaguardemos esta belleza, no la destruyamos", sin dejar de pensar en los millares de Gagarin que nacen cada día, a falta de pan, con su sentencia de muerte bajo el brazo.