Avances I+D
Secuencian el genoma de la moha de Hungría
Setaria italica, conocida como "moha de Hungría", es uno de los cereales más usados como forraje y para la producción de biocombustibles
Científicos de Estados Unidos, Francia, China y Argentina participaron en la secuenciación del genoma de la Setaria italica, una especie forrajera cereal también conocida como moha de Hungría. La investigación, publicada el 13 de mayo en el prestigioso journal Nature Biotechnology, reunió a más de 30 investigadores de todo el mundo, entre los que se encontraba la argentina Ana Clara Pontaroli
Ana Clara Pontaroli es investigadora asistente de CONICET y miembro del Grupo Trigo en la Estación Experimental Agropecuaria (EEA) INTA Balcarce.
Setaria italica, la especie que se secuenció, tiene un genoma bastante pequeño, lo que la convierte en un modelo de estudio de la familia. "Hacer análisis genéticos o moleculares en especies más sencillas permite hacer extrapolaciones en especies emparentadas, porque las gramíneas comparten gran parte de su estructura a nivel genómico", explica la especialista.
Conocer la secuencia genética de Setaria italica permite proyectar investigaciones posteriores en mejora los cultivos. "Este grupo de gramíneas reúne algunos representantes muy importantes para la producción de biocombustibles", explica Pontaroli.
A partir de la mejora genética de estas especies, sería posible aumentar el rendimiento del cultivo para obtener mayores volúmenes de biocombustibles y de mejor calidad.
Por otra parte, Setaria italica se usa como forraje para ganado. "Es una especie que se adapta muy bien como un cultivo de ciclo muy corto en el verano", explica Jorge Omar Scheneiter, coordinador nacional del Área Estratégica de Forrajes y Pasturas de INTA.
Una vez sembrada, la moha de Hungría tarda solo entre 60 y 80 días para estar en condiciones de ser usada como heno, lo que la convierte en una alternativa práctica y económica para cría de ganado y producción de carnes y leche.
Según Scheneiter, en Argentina se siembran actualmente alrededor de 150 mil hectáreas al año de moha, especialmente en la provincia de Buenos Aires, sureste de Córdoba y Santa Fe.
A partir de esta investigación y la secuenciación de su genoma, la moha podría ser mejorada para aumentar su resistencia a sequías, suelos salinos o diferentes patologías. "Hacer plantas transgénicas es fácil en esta especie", comenta Pontaroli.
Los resultados obtenidos a partir de la transgénesis y mejora de Setaria italica podrían ser entonces trasladados a especies emparentadas, como el mijo perla, una especie muy utilizada en zonas áridas.
Para Jack Dekker, biólogo especializado en malezas de la universidad estatal de Iowa, Estados Unidos, este tipo de estudios el desafío radica en "aprovechar estos fenotipos salvajes en programa de mejoramientos tradicionales para volverlos más robustos y resilientes".
Según Pontaroli, la importancia de este estudio está también relacionada con el potencial de las gramíneas, entre las que se incluyen el trigo, cebada, maíz, arroz, sorgo, caña de azúcar y especies forrajeras y las perspectivas de mejoramiento. "Conociendo el genoma de varias especies uno puede hacer un ‘puente’ de información entre una especie y otra", concluye.