Los países pequeños dependientes de las importaciones -en particular en África-, son los más amenazados. Muchos de ellos sufren todavía graves problemas como consecuencia de la crisis económica y alimentaria mundial de 2006-2008, indican en El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo (SOFI, por sus siglas en inglés) un informe anual que este año han producido conjuntamente la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA).
Estas crisis, incluyendo la del Cuerno de África, "están dificultando nuestros esfuerzos con miras a alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) de reducir a la mitad la proporción de personas que sufren hambre en el mundo para 2015", alertan en el prólogo del informe los responsables de los tres organismos: Jacques Diouf (FAO), Kanayo F. Nwanze (FIDA) y Josette Sheeran (PMA).
Situación inaceptable
"Pero si incluso se alcanzasen los ODM en 2015, en los países en desarrollo seguiría habiendo unos 600 millones de personas subnutridas. El hecho de tener 600 millones de seres humanos que padecen hambre todos los días no puede jamás ser aceptable", señalan.
"Toda la comunidad internacional debe actuar ya y hacerlo de forma enérgica para erradicar la inseguridad alimentaria del planeta", añaden.
"Los gobiernos deben asegurarse de que se cuente con un entorno normativo transparente y previsible que promueva la inversión privada y favorezca el aumento de la productividad agrícola. Debemos reducir el despilfarro de alimentos en los países desarrollados a través de la educación y las políticas adecuadas y reducir las pérdidas de alimentos en los países en desarrollo impulsando las inversiones en toda la cadena de valor, especialmente en la elaboración poscosecha. Es fundamental llevar a cabo una gestión más sostenible de nuestros recursos naturales, forestales y pesqueros para la seguridad alimentaria de muchos de los miembros más pobres de la sociedad", continúan los responsables de los tres organismos.
Los precios permanecerán elevados
El informe de este año se centra en los precios altos y volátiles, identificados como factores que contribuyen de forma importante a la inseguridad alimentaria a nivel mundial y fuente de grave preocupación para la comunidad internacional.
"La demanda de los consumidores en los países con economías en rápido crecimiento aumentará, la población continúa creciendo, y si prosigue la expansión de los biocombustibles el sistema alimentario se verá sometido a demandas adicionales", señala el informe.
Además, la volatilidad de los precios alimentarios puede incrementarse en la próxima década debido a los vínculos más estrechos entre los mercados agrícolas y los energéticos, y el aumento de los fenómenos meteorológicos extremos.
Pequeños campesinos y consumidores pobres
La volatilidad de los precios hace que tanto los pequeños agricultores como los consumidores pobres sean cada vez más vulnerables a la pobreza, al tiempo que las variaciones de precios a corto plazo tienen consecuencias a largo plazo en el desarrollo, según el informe. Los cambios en los ingresos debido a las fluctuaciones de los precios llevan a un menor consumo de alimentos que puede reducir la ingesta de nutrientes esenciales por los niños durante los primeros mil días de vida desde la concepción, lo que causa una reducción permanente de su capacidad futura para obtener ingresos, y una mayor probabilidad de pobreza futura, con un impacto negativo en el conjunto de la economía.
Pero las oscilaciones de los precios afectan a los países, poblaciones y familias de formas muy diferentes, indica el informe. Los más expuestos son los pobres y vulnerables, en particular en África, en donde el número de personas desnutridas se incrementó en un 8 por ciento entre 2007 y 2008, mientras que se mantuvo prácticamente constante en Asia.
El informe explica que algunos países grandes lograron blindar sus mercados alimentarios de las turbulencias internacionales a través de una combinación de restricciones comerciales, redes de seguridad para la población pobre y utilización de las reservas alimentarias. Sin embargo, el aislamiento comercial aumentó el nivel de los precios y su volatilidad en los mercados internacional y agravó el impacto de la escasez de alimentos en los países dependientes de las importaciones.
Inversiones a largo plazo
Mientras tanto, economías más fuertes y unos precios de los alimentos elevados suponen incentivos para incrementar las inversiones a largo plazo en el sector agrícola, lo que puede contribuir a mejorar la seguridad alimentaria a más largo plazo. Cuando los campesinos reaccionan a los precios altos con un incremento de la producción, es esencial aprovechar su respuesta a corto plazo aumentando las inversiones en la agricultura, con énfasis en las iniciativas dirigidas a los pequeños agricultores, que son los principales productores de alimentos en muchas zonas del mundo en desarrollo.
Al mismo tiempo, las redes de seguridad selectivas son cruciales para mitigar la inseguridad alimentaria a corto plazo. Tienen que ser diseñadas con antelación consultando con la población más vulnerable.
El informe insiste en que invertir en la agricultura sigue siendo fundamental para alcanzar una seguridad alimentaria sostenible y a largo plazo. Las áreas clave dónde destinar esas inversiones serían sistemas de riego eficaces con respecto a los costos y prácticas mejoradas de gestión de la tierra y mejores semillas desarrolladas gracias a la investigación agrícola. Ello ayudaría a reducir los riesgos de producción a los que se enfrentan los campesinos, en especial los pequeños agricultores, y a reducir la volatilidad de los precios.
Iniciativa privada
Las iniciativas privadas de millones de agricultores y empresarios rurales supondrán el grueso de la inversión agrícola. Los elevados precios alimentarios han supuesto igualmente un incentivo para el incremento de las inversiones por parte de los inversores corporativos (incluyendo las entidades transnacionales públicas y privadas) en todas las etapas en la cadena de valor agrícola. Es importante que las inversiones tengan en cuenta y respeten los derechos de los actuales usuarios de las tierras y los recursos naturales conexos, beneficien a las comunidades locales, promuevan la seguridad alimentaria y la sostenibilidad ambiental, contribuyendo además a la mitigación del cambio climático y la adaptación a sus efectos.
Junto a un incremento de la inversión, una mayor previsibilidad de las políticas y apertura general al comercio será más eficaz que otras estrategias como la prohibición de las exportaciones, según el informe. Las políticas comerciales restrictivas pueden proteger los precios domésticos de la volatilidad de los precios internacionales, pero estas restricciones a menudo incrementan también la vulnerabilidad a los vaivenes de la producción interna, con lo que no se logra reducir la volatilidad de los precios domésticos. Las políticas comerciales restrictivas presentan además el riesgo de incrementar la volatilidad y los precios en los mercados internacionales.
El cálculo realizado por la FAO del número de personas hambrientas para 2010 permanece en 925 millones. Para el período 2006-2008 la cifra se estimaba en 850 millones. La metodología que utiliza la FAO para evaluar la prevalencia del hambre se encuentra actualmente en fase de revisión, por lo que no se ha elaborado una nueva estimación en 2011.