Boletín Agrario Agricultura, Medio Ambiente y Mundo Rural

Exigencias de clima y suelo para el cultivo de árboles frutales

Texto perteneciente al capítulo 25 de la «Guía práctica de la fertilización racional de los cultivos en España», dedicado al abonado de los frutales caducifolios

Conoce los requisitos generales de clima y suelo necesarios para un óptimo cultivo de árboles frutales. A la hora de emprender una plantación se debe hacer una cuidadosa revisión de los distintos factores que se relacionan a continuación. También se describen los factores a tener en cuenta a la hora de establecer un plan de fertilización en cultivos de frutales

Los requisitos generales de clima para los árboles frutales son los siguientes:

  • Las temperaturas invernales no deben ser tan bajas que causen la muerte de las plantas.
  • El invierno debe ser lo suficientemente frío para satisfacer las necesidades de las yemas para salir del reposo.
  • El periodo de crecimiento (nº de días libres de heladas) debe ser lo suficientemente amplio para que maduren los frutos.
  • La temperatura y la luz durante el periodo de crecimiento deben ser adecuadas para la variedad de la especie en cuestión, de forma que se obtengan frutos de buena calidad.
  • Disponibilidad de recursos hídricos suficientes para satisfacer las necesidades de las plantas.
Manzanos

En un área determinada, las condiciones varían con la altitud y la cercanía a grandes masas de agua que pueden alterar no solo el régimen de temperaturas, sino también la intensidad luminosa, la calidad de la luz y la temperatura diurna. A estas condiciones debe adaptarse la variedad de la especie elegida.

A la hora de hacer una plantación de frutales se debe hacer una revisión cuidadosa de los factores que se relacionan, para determinar si algún factor limitante grave se presenta como característica “inherente” de la plantación:

  1. Localización geográfica.
  • Clima invernal.
  • Clima en periodo de crecimiento.
  1. Emplazamiento (elección de parcela).
  • Viento y riesgo de heladas.
  1. Tipo de suelo, profundidad y drenaje.
  • Especies y cultivares a plantar.
  1. Patrones. 
  • Control del crecimiento.
  • Eficiencia productiva.
  • Resistencia a factores bióticos y abióticos.
  1. Diseño de plantación.
  • Marco.
  • Forma y volumen de copa. 

Itinerario de la fertilización

Para establecer un plan de fertilización, en primer lugar necesitamos conocer las necesida des de los árboles, luego las de la plantación y finalmente, con los datos anteriores más los correspondientes al suelo y al agua de riego, estaremos en condiciones de calcular las necesidades totales de fertilizantes, que conforman el plan de fertilización.

Necesidades de los árboles: las necesidades de los árboles son la suma de las exportaciones netas del cultivo (frutos), más las exportaciones de las hojas y madera de poda, y las cantidades inmovilizadas en los órganos de reserva de los árboles.

Necesidades de la plantación: corresponden a la suma de las necesidades de los árboles, las de la hierba de cobertura de la parcela y las correspondientes a las pérdidas de algunos elementos por lixiviación, volatilización, reorganización, desnitrificación y fijación por el suelo.

Necesidades totales de fertilizantes (Plan de fertilización): serán la suma de necesidades de la plantación, menos las aportaciones del suelo y del agua de riego.

 (*)  Guía Práctica de la Fertilización Racional de los Cultivos en España 

José Luis Espada Carbó. 

Ingeniero Técnico Agrícola

Centro de Transferencia Agroalimentaria. 

Departamento de Agricultura y Alimentación. Gobierno de Aragón   

Vigilancia del estado nutricional de los árboles frutales

Cultivos leñosos - Frutales

Texto perteneciente al capítulo 25 de la «Guía práctica de la fertilización racional de los cultivos en España», dedicado al abonado de los frutales caducifolios

Es muy recomendable hacer un seguimiento continuo de los niveles de elementos minerales tanto a nivel edafológico como en los propios árboles. A continuación se recogen los principales análisis recomendados, tanto para los suelos dedicados al cultivo como de las del material vegetal (en los frutales se emplea el análisis mineral de hojas), así como su correcta periodicidad.

Vigilancia del estado nutricional de los árboles frutales