Boletín Agrario Agricultura, Medio Ambiente y Mundo Rural

Avances I+D

Investigan el uso de una especie de Aspergillus como biofungicida en el maíz

Científicos estadounidenses e italianos estudian el empleo de la cepa K49 de Aspergillus aplicada en gránulos envueltos por bioplásticos entre las hojas del maíz

Jan Suszkiw / ARS

Las aflatoxinas son carcinógenos altamente tóxicos, producidos por varias especies del hongo Aspergillus. Pero hay especies de este género que no producen ninguna aflatoxina. De hecho, algunas se consideran como beneficiosas. Científicos estadounidenses e italianos investigan el uso de la cepa K49 para combatir a las especies perjudiciales de este género y prevenirlas en cultivos de maíz

Investigan el uso de una especie de Aspergillus como biofungicida en el maíz

En colaboración con científicos de la Universidad de Bolonia en Italia, los científicos del Servicio de Investigación Agrícola de Estados Unidos Hamed Abbas y Bob Zablotowicz (ahora retirado) han desarrollado un nuevo método de aplicar la cepa K49 como una defensa contra la contaminación del maíz por la aflatoxina. Esta contaminación causa pérdidas estimadas de 200 millones de dólares anualmente en EE.UU. Abbas es patólogo de plantas en la Unidad de Investigación del Control Biológico de Plagas mantenida por el ARS en Stoneville, Misisipi.

Gránulos de bioplástico entre las hojas del maíz actúan como biofungicidas

Gránulos de bioplástico entre las hojas del maíz actúan como biofungicidas

Peggy Greb / ARS

Una investigación del Servicio de Investigación Agrícola de los Estados Unidos y la Universidad de Bolonia (Italia) estudia el empleo de la cepa K49 de Aspergillus para combatir de forma natural a otros hongos de este género capaces de generar aflatoxina. Este hongo beneficioso se coloca entre las hojas del cultivo, en este caso maís, envuelto en filminas de bioplástico, como se ve en la imagen

K49 se considera como una cepa no toxigénica porque no puede producir la aflatoxina, diferente de las cepas A. flavus y A. parasiticus que sí producen la aflatoxina. Sin embargo, K49 tiene la capacidad de excluir estos "parientes" toxigénicos de los nichos ecológicos y los recursos necesitados para la supervivencia de las especies toxigénicas. Explotar esta rivalidad—una técnica llamada la bioexclusión—ofrece una manera eficaz de disminuir los niveles de aflatoxina en el suelo y en los granos del maíz.

Diferente del método típico de usar los granos de trigo y de cebada como portadores para aplicar las cepas biocompetitivas comerciales de Aspergillus, Abbas y su colega Cesare Accinelli de la UB encapsularon K49 en gránulos de bioplástico a base del almidón de maíz y otros ingredientes amigables con el medio ambiente.

Según Abbas, los gránulos de bioplástico prolongan la vida de estante del hongo beneficioso y su viabilidad después de aplicación. Ya que los granos de trigo y cebada no son usados como portadores, los animales hambrientos tales como los ratones y los pájaros no quieren consumir los gránulos de bioplástico, de esto modo proveyendo la oportunidad para el lanzamiento de las esporas de K49 para dispersión a las plantas de maíz por medio del viento o la actividad de insectos.

En pruebas, aplicación de K49 empaquetado en el bioplástico redujo los niveles de aflatoxina por el 65 por ciento al 97 por ciento. Los investigadores publicaron sus resultados en el 2011 en la revista "Crop Protection" (Protección de Cultivos). Esta tecnología también podría ser útil en aplicar otros hongos beneficiosos usados para proteger cultivos contra enfermedades, según Abbas.