Adiós a la ultraactividad sine díe: ¿El principio del fin de los convenios colectivos en España?
Este lunes 8 de julio vence el plazo para que entren en vigor los cambios de la reforma laboral que eliminan la vigencia sine die de los convenios colectivos en situación de ultraactividad
El viernes 5 de julio el sector de la fabricación de helados vivía una jornada de huelga total convocada por los sindicatos CCOO y UGT, que reclaman a la patronal retomar las negociaciones sobre su convenio colectivo, vencido hace ya tres años. Un conflicto sectorial tras el que planea la sombra de la entrada en vigor de una nueva normativa que afecta a millones de trabajadores en toda España
Parte I
Este pasado viernes 5 de julio la industria de los helados vivió una jornada de paro general, convocada por los sindicatos Comisiones Obreras y Unión General de Trabajadores. Una huelga en la que los trabajadores de este sector de la industria alimentaria concluían su primera fase de movilizaciones iniciada una semana antes (viernes 28 de junio) con un paro de actividad de dos horas, algo que se repitió dos veces más a lo largo de la semana (lunes día 1 y miércoles 3 de julio) hasta desembocar en la citada huelga total del viernes.
Unas reivindicaciones que han tenido un seguimiento masivo, según destacan los sindicatos. La Federación Agroalimentaria de CCOO informaba durante el transcurso de la jornada que el paro había sido casi total en los turnos de noche y mañana, «rondando el 100%». Por su parte, FITAG-UGT calificó este seguimiento como «rotundo». Una respuesta masiva por parte de los trabajadores que ya se había producido en las interrupciones parciales de actividad de las tres jornadas previas, en las que la participación fue del 95%, siempre según los sindicatos. Con la huelga total de este viernes concluye esta primera fase de movilizaciones que, advierten los sindicatos, continuarán hasta conseguir sus pretensiones, sin descartar que el conflicto laboral pueda derivar en un paro general indefinido.
Con las protestas, los trabajadores persiguen presionar a la patronal de la industria heladera, representada por la Asociación Española de Fabricantes de Helados (AEFH), para que retome las negociaciones en torno al Convenio Colectivo del sector, cuya última revisión validada caducó el 31 de diciembre del año 2010, hace ya tres años. Las negociaciones para renovar este marco laboral se iniciaron en 2011, sin resultados hasta la fecha.
La sombra de la Reforma Laboral de 2012
Pero no podemos olvidar el contexto en el que se produce esta reivindicación sectorial, porque tras las demandas de los aproximadamente 3.000 trabajadores amparados por el convenio colectivo de la industria heladera destaca una polémica decisión recogida en la última Reforma Laboral de 2012 y que precisamente entra en vigor este lunes 8 de julio. Un asunto enormemente importante pero que ha sido, de manera inexplicable, prácticamente silenciado ante la opinión pública.
Al menos hasta hoy las relaciones laborales en el seno de la industria de los helados se seguían rigiendo por las condiciones del último Convenio que estuvo vigente, aunque lleve caducado ya tres años, en espera de que un renovado pacto volviera a entrar en vigor. Esto es lo que se conoce como la «ultra actividad» de los convenios colectivos. Una garantía de permanencia que, gracias a la nueva norma que entra en vigor, tiene ya "fecha de caducidad". Porque la reforma de Fátima Báñez estableció que, si transcurrido un año tras la denuncia de un convenio por alguna de las partes sin que se alcance un acuerdo o se haya dictado un laudo arbitral, dicho marco laboral perderá su vigencia, salvo pactos, pasando a aplicarse el convenio colectivo de ámbito superior y, si no lo hubiera, directamente el genérico Estatuto de los Trabajadores.
Esta medida se hizo, según el Gobierno, en aras de presionar para que las partes implicadas resolviesen sus conflictos y no quedasen abiertos durante años, como es el caso de la industria heladera. Pero en la práctica, a partir de la entrada en vigor de esta medida cualquier convenio colectivo es susceptible de pasar a mejor vida, si es que algunas de las partes lo persigue con (cierto) ahínco.
Una normativa traumática ya incluso desde su primera entrada en vigor: A partir de este lunes pueden desaparecer casi 1.400 convenios colectivos en España, algo que afecta directamente (y sólo en principio) a unos dos millones de personas. La seriedad del asunto es tal, que este pasado 23 de mayo CEOE, CEPYME, CCOO y UGT se comprometieron a postergar como mínimo hasta el 2014 la posible desaparición de estos convenios en situación de ultra actividad que ya empiezan "caducados". (¿Cuándo entenderá la CEPYME que sus intereses son diametralmente opuestos a los de la CEOE, salvo contadas excepciones?)
Un futuro de conflictos laborales
Si nos remontamos a abril de este año, tanto patronal como sindicatos coincidían en cifrar en 1.682 los convenios colectivos denunciados que perderían validez a partir de este 8 de julio, afectando en total a 3,5 millones de trabajadores. Según señalaba Ramón Górriz, secretario confederal de acción sindical de CCOO, gracias o a raíz del citado acuerdo de mayo «se han desbloqueado unos 269 convenios colectivos que regulan las condiciones laborales de 1,6 millones de trabajadores» (El Pais). Quedarían por tanto alrededor de 1,9 millones de trabajadores amenazados por la eliminación de gran parte de sus garantías laborales. Sin olvidar que todos los demás convenios colectivos del país sólo se han salvado de forma temporal, en espera de que un futuro conflicto se embarranque en demasía y haga peligrar su hasta ahora garantizada permanencia.
Pero aparte del evidente deterioro del consenso que puede traer esta normativa, es muy posible que a partir de ahora el Estatuto de los Trabajadores, tan simplificado y genérico como es, se convierta en manantial de conflictos, tanto o mucho más enconados que los que se pretenden evitar en teoría. Por no hablar de las respuestas jurídicas por parte de los sindicatos al vencimiento de los convenios. Esto es lo que parecen indicar, no sólo las previsiones, sino el sentido común. Para muestra un botón: Los sindicatos están preparando cientos de demandas colectivas contra aquellas empresas que dejen de aplicar sus convenios a partir de este lunes. «Que sepan que se van a colapsar los Juzgados de lo Social», advierte Ramón Górriz. Por no hablar que el Gobierno, aunque no quiera oír hablar de corregir tan evidente error,.al parecer por fin está tomando conciencia de la que puede liar con esta innecesaria e inapropiada reforma, que anda ahora pidiendo a los empresarios que retrasen la invalidación de los convenios que hayan caducado. ¿Para qué lo establecieron entonces? ¿Por qué no dar marcha atrás legislativamente y punto?
Porque si tenemos en cuenta esta nueva norma se explican las posturas de ciertas patronales, que a estas alturas no parecen muy dispuestas a resolver conflictos abiertos desde hace años, cuando ahora tienen la opción de librarse de lo que nunca han querido "de un plumazo". Este es, según denuncian los representantes de los trabajadores, el caso concreto de la patronal de la Industria de Helados, a quienes acusan de no respetar el acuerdo alcanzado el 23 de mayo, que comprometía a patronal y sindicatos a mantener abierta la posibilidad de acuerdos al menos hasta el 1 de enero del 14. Sobre la actitud de la AFEH durante las infructuosas negociaciones, los sindicatos la tildan de «intransigente», «radical» y «soberbia».
Una postura de la patronal que, según exponía FEAGRA en un comunicado emitido este jueves 4 de julio, no hace otra cosa que acentuar la presión sobre el conflicto laboral: «La actitud arrolladora de la Patronal de Helados y las empresas asociadas a la misma en la mesa negociadora y en la mediación previa a la huelga, en la que no aceptaron ninguna propuesta (ni la de los propios mediadores), ha creado un malestar y enfado entre los trabajadores y trabajadoras del sector que se va acentuando conforme pasan los días y la Patronal se mantiene en la soberbia».