El "Climategate". Desamores de la ciencia climática
Varios correos electrónicos de científicos británicos desatan el escándalo
En noviembre de 2009 salieron a la luz algunos correos electrónicos de científicos británicos cuyo contenido revelaba imprecisiones y, según los escépticos, maximizaba los efectos del cambio climático. Desde entonces se han puesto en duda la fecha del deshielo de los glaciares del Himalaya y las temperaturas ascendentes de China, entre otras cosas.
"La credibilidad de las ciencias climáticas está resultando bastante dañada en las últimas semanas: los aspectos más preocupantes son los errores y las inexactitudes que se van encontrando en el último informe del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC)", explica a SINC Eduardo Zorita, investigador en el Centro alemán de Investigación GKSS, y uno de los autores del artículo de opinión que se ha publicado esta semana en Nature.
La pérdida de credibilidad ha llegado hasta la opinión pública. El pasado fin de semana, la BBC publicó una encuesta de opinión en la que demostraba que la credibilidad de la ciencia ha descendido desde noviembre de 2009. Si a finales de año el 41% de las personas encuestadas consideraba que el cambio climático existe y se debe sobre todo a la acción humana, en febrero el porcentaje ha bajado hasta el 26%.
De hecho, el número de personas que piensa que el cambio climático no está sucediendo ha crecido del 15% al 25%. Zorita se muestra pesimista: "Creo que será un fenómeno duradero, por lo menos a medio plazo". "Hoy día es casi imposible leer en los medios, sea cual sea su color, una información objetiva sobre el cambio climático", reconoce el científico madrileño afincado en Alemania.
La campaña de desprestigio que están sufriendo los científicos del clima de la Universidad de East Anglia (Reino Unido) desde el secuestro "inaceptable" de correos electrónicos ha sido sólo el principio. A su malograda experiencia se une el reconocimiento de parte del IPCC de un error en su IV informe, presentado en 2007, sobre la fecha del deshielo de los glaciares del Himalaya.
Para José Manuel Moreno, catedrático de Ecología, director del Departamento de Ciencias Ambientales de la Universidad de Castilla-La Mancha y vicepresidente del grupo II del IPCC, este tipo de acontecimientos "perjudica a la ciencia del cambio climático en general, aunque sigue siendo exactamente igual de robusta. No es cierto que sea una ciencia débil, tiene incertidumbres y lagunas, como cualquier campo del saber, pero lo que se conoce está mucho más allá de lo que algunos expresan públicamente".
Las dudas que genera esta "campaña fabricada por la blogosfera negacionista", en palabras de Manola Brunet, directora del Centro para el Cambio Climático de la Universidad Rovira i Virgili, no afectan tanto al trabajo diario de los y las científicas, sino a su credibilidad.
"Alguna gente puede pensar que hacemos lo que nos parece bien, e incluso que nos inventamos los datos, pero la solidez de la ciencia no está en peligro. Sí lo está el crédito que tengamos y la dificultad de convencer a la sociedad de determinadas cosas (reducir emisiones, o cambiar de modelo de vida)", lamenta Moreno.
Pero el hecho de que uno de los estudios del IPCC no haya sido 100% contrastado, no cuestiona la existencia del cambio climático. Los científicos del IPCC, liderados por el investigador indio Rajendra Pachauri, insisten en que a pesar de los errores, el cambio climático está pasando. "Nada de lo que se dice que se ha hecho afecta a las conclusiones del IPCC pues éstas descansan en muchos trabajos, no en uno solo, por importante que pueda ser", insiste Moreno.
Para Manola Brunet la situación es clara: "Hay tantas evidencias directas e indirectas del cambio climático y sus efectos, procedentes de tan diferentes fuentes, que es imposible falsearlas o irresponsablemente obviarlas".
Según Zorita el efecto principal del climategate no es desvirtuar el cambio climático, sino mostrar a la opinión pública que las incertidumbres científicas son más grandes de lo que se suelen presentar en los medios, y por otra que la investigación en clima está muy politizada. "Todos sabemos que, incluso en las mejores revistas, se publican rectificaciones", zanja Moreno.
Por la defensa de las evidencias científicas
Contra el climategate, la comunidad científica ha unido fuerzas. Para enfrentarse al escepticismo proponen abstenerse de tomar posiciones políticas. Eduardo Zorita plantea en Nature crear una Agencia Internacional del Clima independiente de gobiernos, industria y academia "para garantizar la credibilidad de las investigaciones".
"La cuestión ahora no es si los resultados son correctos o no, sino que un sector de la población no los considera creíbles. Cualquier medida que se tome para atenuar o adaptarse al cambio climático necesita tener el apoyo de un sector importante de la población, y eso, hoy por hoy, ha desparecido", añade el experto.
Los científicos del IPCC han aprendido de sus errores y serán "más exigentes aún con sus controles aunque nada hace pensar que nunca pueda darse un error en algún punto de una cadena en la que participan literalmente miles de personas", precisa a SINC José Manuel Moreno.
Según el investigador, en la actualidad cada capítulo es revisado por decenas y, en muchos casos, cientos de expertos. Sin embargo, "la infalibilidad no está al alcance de nadie, como no lo está el que errores indeseados puedan aparecer donde menos se piensa", manifiesta Moreno.
En los nuevos informes ya en marcha los principios se seguirán "escrupulosamente", anuncia el científico. "La información no contrastada debidamente no podrá pasar a formar parte de los informes".
Según Manola Brunet, los investigadores deben "producir un conocimiento más completo de las causas y los efectos de la deriva climática, acumular evidencias del calentamiento y de sus impactos en los sistemas naturales y humanos, y darlos a conocer a la opinión pública de forma clara, rigurosa y sin alarmismo".
El presidente de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), Ahok Khosla, y su directora general Julia Marton-Lefèvre también han expresado en un comunicado su apoyo al IPCC: "La buena ciencia es un proceso de escrutinio cerrado, crítica abierta y debate enérgico".
"Dedicación, rigurosidad, ilusión y esfuerzo" son para Brunet las claves del trabajo científico. Toda la ciencia climática generada en los centros y universidades españolas es evaluada "en igualdad de condiciones" respecto a otros grupos, aunque no haya ciencia por cada país en los informes del IPCC, sino trabajos científicos.
Pero a pesar de las críticas que han recibido los científicos del clima, la realidad de un clima cambiante no permuta. Los investigadores no se rendirán ante el desconcierto y la humillación, porque "la ciencia no descansa en las motivaciones de las personas, sino en lo que hacen", afirma Moreno.
De alguna manera la ciencia desterrará lo que no se sostiene científicamente para construir una sociedad más justa, sostenible y menos depredadora de los recursos y del medio ambiente.
Nuevas persecuciones a la ciencia
El caso del Climategate ha abierto viejas heridas científicas. Para los investigadores ninguna "batalla" como ésta ha sido tan nefasta para su credibilidad. "Ha sido un ataque a la ciencia en general y, en particular, a la ciencia del cambio climático sin precedentes en la historia reciente", admite a SINC Manola Brunet.
Los científicos recuerdan la batalla contra el tabaco y la dificultad de que los paradigmas científicos "sean aceptados por todos como verdaderos", declara José Manuel Moreno. Pero ni siquiera esta campaña de las tabaqueras contra los investigadores que unieron tabaco y cáncer fue "tan vejatoria y mafiosa hacia un grupo tan amplio de científicos", reprocha Brunet.
Según la investigadora catalana, habría que remontarse a los tiempos de la Inquisición y al juicio de Galileo para encontrar antecedentes similares. Lo que hay detrás del climategate es "una muestra de insolidaridad con las generaciones futuras y con las sociedades más pobres del presente", describe Brunet.
El camino para lograr que la ciudadanía acepte los resultados científicos que -en definitiva- mejoran sus vidas será largo y pedregoso. Sin embargo, a quienes lo entorpecen y dañan, el tiempo y la historia les pasarán factura.