Investigadores mexicanos desarrollan L. casei pulverizado que no requiere conservación en frío
La bacteria Lactobacillus casei, productora del ácido láctico, es utilizada por la industria en la elaboración de alimentos probióticos
Investigadores del Tecnológico de Monterrey pulverizaron el Lactobacillus casei para convertirlo en un producto que, manteniendo todas sus propiedades, no requiere refrigeración y puede agregarse a cualquier bebida sin alterar su sabor. Este L. casei pulverizado es producido bajo el nombre "Pro B" por la empresa de base tecnológica Ezkatec, surgida del vivero de empresas del TEC regiomontano
El yogurt, la leche fermentada y otros alimentos probióticos que hay en el mercado contienen microorganismos vivos que apoyan la salud gastrointestinal. Sin embargo tienen una desventaja: necesitan mantenerse en refrigeración para no perder sus propiedades.
EzkaTec es una empresa de base tecnológica, incubada en el Tecnológico de Monterrey, que trabaja en convertir esta desventaja en un problema del pasado. Está desarrollando un alimento llamado Pro B, un polvo que no requiere ser refrigerado y que provee la cantidad necesaria de Lactobacillus casei para producir un efecto probiótico duradero.
La empresa, que es dirigida por Ernesto José Aguirre Ezkauriatza, alumno del Doctorado en Ciencias de Ingeniería (DCI), y es asesorada por el Dr. Manuel Zertuche Guerra, profesor de la Cátedra de Investigación en Bioprocesos, tiene como objetivo principal el aprovechamiento del suero de leche (desecho de la industria láctea) para transformarlo, a través de un proceso integrador, en productos que mejoren la calidad nutricional de la población. "Como empresa biotecnológica dedicada a la investigación y elaboración de productos nutrimentales de alto valor, estamos aprovechando el suero de leche para producir probióticos para el área de alimentos y el área farmacéutica", señala el doctorando Ernesto Aguirre.
"El primer producto consiste en una presentación en sobre del polvo de Lactobacillus casei, liofilizado para el mercado de suplementos nutricionales, y que será comercializado en tiendas de especialidad así como en ventas de mostrador", explicó.
Sin cadenas de frío
Aguirre explica que los alimentos probióticos contienen bacterias que son benéficas para la salud (como el yogurt líquido), pero el elemento innovador de su empresa es que los productos están diseñados para no trabajar con cadenas de frío. "Todos los probióticos que hay en el mercado deben estar refrigerados, pero nosotros no trabajaremos de esta manera para poder tener acceso a diferentes áreas en donde no siempre tengan refrigeradores", menciona.
De esta manera, el consumidor que adquiera dicho producto lo podrá guardar en cualquier lugar sin necesidad de que esté refrigerado y con la certidumbre que no se echará a perder, pues sus periodos de caducidad son de un año aproximadamente, y sin que baje la intensidad nutrimental del Lactobacillus casei.
Agregó que esta característica permitirá reducir hasta en un 50 por ciento los costos al público, ya que los procesos con cadenas de frío requieren un fuerte gasto de electricidad. "Haciendo cuentas muy generales, consideramos que podríamos sacarlo al mercado hasta en tres pesos o menos", aseguró.
Sin olor, ni sabor
El investigador mencionó que el Pro B es un polvo para diluir que no tiene sabor ni olor; por tal motivo puede diluirse en cualquier bebida sin perder sus propiedades probióticas, pues como se trata solamente de la bacteria en sí, al momento de separarla y secarla no cambia el sabor, "no es algo que sepa fuerte o que sea detectable, contrario a otros productos que hay en el mercado que tienen sabores artificiales y endulzantes".
"Por ejemplo, si a un niño no le gusta el yogurt pero toma jugo de manzana, el polvo puede ser diluido ahí. Hicimos pruebas sensoriales y no hubo ningún cambio en el sabor de los jugos. Ya hemos hecho algunos procesos de investigación en ese sentido, y en las pruebas al consumidor está demostrado que no se sintió diferencia al momento de diluir el polvo en el jugo", menciona.
El alumno doctoral hizo énfasis en que los alimentos probióticos son benéficos para reconstruir la flora intestinal, por ejemplo, cuando hay abuso de antibióticos o cuando hay problemas causados por otras bacterias.
"El lactobacilo con el que estamos trabajando actualmente tiene la ventaja de que se permanece en nuestra flora intestinal de forma normal y se puede quedar bastante tiempo en nuestro intestino y formar un ambiente óptimo para el aprovechamiento de los nutrientes", dice Aguirre Ezkauriatza.
La siguiente etapa es acercarse a la industria farmacéutica; para ello están desarrollando dos nuevos productos con propiedades curativas.