Los productores de uvas del Vinalopó piden ayuda para solucionar problema con el reciclaje de bolsas
"Nos asalta la misma pregunta de siempre: no sabemos qué hacer con las bolsas de papel después de su uso"
La uva de mesa embolsada del Vinalopó es un producto único gracias a su peculiar proceso de maduración, precisamente por crecer portegida bajo una bolsa de papel. Los productores alicantinos se enfrentan un año más a la tesitura de qué hacer con estos embalajes una vez se realice la cosecha, por lo que piden ayuda para evitar mayor impacto ambiental y garantizar el reciclaje de este papel.
LA UNIÓ de Llauradors pone de manifiesto una preocupación que invade año tras año a los productores desde hace varias décadas relacionada con el reciclaje del papel utilizado para embolsar la Uva de Mesa del Vinalopó.
José Antonio Rico, secretario comarcal de LA UNIÓ en el Vinalopó, asegura que ahora que comienza la campaña de recolección de la uva de mesa "nos asalta la misma pregunta de siempre: no sabemos qué hacer con las bolsas de papel después de su uso". Hasta ahora los profesionales del sector han llegado a acuerdos con sus respectivos ayuntamientos para que se hicieran cargo de recoger las balas de papel, "pero este método presenta inconvenientes como no llegar a un acuerdo con la empresa de recogida de basuras o con el ayuntamiento porque supone un sobrecoste para ellos y más ahora con la crisis en las arcas municipales". Además, "se desconoce el uso que le darán después a este papel", apunta Rico.
La técnica del embolsado, que únicamente se emplea en el Vinalopó, aporta especiales cualidades a la uva ya que se trata de una técnica artesanal para retrasar la maduración del producto. Ésta supone un sobrecoste adicional "que los agricultores asumimos con satisfacción y orgullo", explica Rico.
No obstante, "la Conselleria de Agricultura, competente en la materia, nunca ha mostrado especial interés en solucionar este problema de impacto medioambiental". Por ello, "LA UNIÓ considera de vital importancia encontrar una alternativa para la utilización de este papel con la implicación y el compromiso de todos", denuncia Rico.
Por otro lado, desde LA UNIÓ "entendemos que las balas de papel pueden no suponer un problema. Más bien se trata de una oportunidad de negocio, puesto que podría ser empleado para otros productos", considera Rico. De hecho, "por primera vez el año pasado una empresa privada se hizo cargo de este papel y, mezclándolo con cartón, consiguió la elaboración de un cartón de calidad que luego vendió a China". No obstante, también para ello se exigen unas condiciones de aprovisionamiento "que solamente pueden cumplir los grandes comerciantes, porque un pequeño productor de uva no dispone de una prensa para ofrecer el producto en condiciones", afirma Rico. Por tanto, "una parte importante de papel se desconoce dónde acaba".
Ante esta situación, "LA UNIÓ destaca esta iniciativa privada como ejemplo para que los productores de la zona puedan sacar beneficios de este residuo y que repercuta en la economía de la zona, sin necesidad de enviarlo al extranjero". Y es que anualmente "se consumen entre 700 y 1.000 toneladas de bolsas de papel únicamente en la comarca del Vinalopó". Por ello, "LA UNIÓ considera necesaria la elaboración de un proyecto de I+D+i que ayude a determinar el uso que pueda tener este residuo y poder generar así puestos de trabajo, muy importante en tiempos de crisis como los de hoy en día", asevera.
Por todo ello, LA UNIÓ se posiciona, una vez más, al lado de los comerciantes y productores que desde hace años conviven con este problema en soledad. En tiempos en los que la imagen que proyectamos los profesionales de cualquier sector ha de ser intachable con respecto a nuestro impacto medioambiental, "LA UNIÓ lucha por reciclar un residuo aprovechable".