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Estados Unidos insiste en aislar el caso de encefalopatía espongiforme detectado en California

Ayer se comunicaba el cuarto caso de "mal de las vacas locas" detectado en suelo estadounidense, el primero desde el año 2006

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El Oficial Jefe Veterinario del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos John Clifford emitía este martes, 24 de abril, una nota informativa en la que se alertaba sobre la presencia del conocido como "mal de las vacas locas" en un ejemplar ubicado en una granja láctea del centro de California. Las autoridades informan que en ningún momento se llegó a contaminar la cadena de producción

Estados Unidos insiste en aislar el caso de encefalopatía espongiforme detectado en California

La noticia de la detección de una variante de Encefalopatía Espongiforme Bovina (BSE, por sus siglas en inglés) en una granja de la zona central del estado de California ha vuelto a despertar las alarmas en todo el mundo. Esta enfermedad de origen priónico, popularmente conocida como "el mal de las vacas locas", afecta a los rumiantes y otros animales (contra lo que se creía, las enfermedades priónicas también afectan a los conejos) , entre los que desgraciadamente nos encontramos los humanos. Las personas podemos contraer la BSE a través de la ingesta de carne contaminada.

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El jefe de veterinarios del USDA John Clifford anunciaba ayer la detección del cuarto caso de BSE en suelo estadounidense desde que se analiza la presencia de esta enfermedad en el ganado del país. Se trata de una vaca perteneciente a una explotación láctea, aunque el responsable del Departamento de Agricultura aseguró que "realmente no hay razón para alarmarse", garantizando que el ejemplar bovino en ningún momento llegó a contaminar la cadena de producción y destacando que esta enfermedad no se transmite a los humanos a través de la leche (como establecen los estudios realizados por la OMS).

Clifford no aclara en su comunicado ni cuándo se detectó el caso ni la ubicación exacta de la granja. Sí que explica que se trató de un animal seleccionado al azar para ser analizado en un control sanitario rutinario. Según informa The Associated Press, un alto directivo de una empresa alimentaria reconoció este martes que habían detectado una vaca con la enfermedad, de la misma forma que relata Clifford, en su estación de tranferencia en Hanford. Según esta fuente, la muestra del cadáver del animal se habría tomado el 18 de abril. Aunque no está totalmente confirmado, todo apunta de que se trata del mismo caso.

La muestra del animal infectado fue analizada en los Laboratorios Nacionales de Análisis Veterinario en Ames, Iowa. Las pruebas dieron positivo para una rara mutación de la enfermedad, unos datos están siendo compartidos con laboratorios de Canada y de la "experimentada" Gran Bretaña (el país que más ha sufrido esta enfermedad). Parece ser que la peculiaridad del caso de California es que el animal no se infectó por vía oral a través de la alimentación (piensos contaminados por priones), sino que la enfermedad se desarrolló a partir de la mutación de un gen. De confirmarse esta información se trataría de un nuevo escenario de contagio realmente preocupante, aunque insistimos en que no se trata de información 100% contrastada, por lo que habrá que ser cautos hasta que se produzcan confirmaciones oficiales.

Esta es la cuarta vez que se detecta la presencia de encefalopatía espongiforme bovina en suelo estadounidense, algo que no sucedía desde el año 2006, cuando se informó de un caso en el estado de Alabama. Las otras dos ocasiones en las que saltaron las alertas fueron en 2003 en Washington y en el año 2005 en Texas.

Aunque en el reporte oficial del USDA se insiste en que se trata de un caso aislado que está siendo totalmente controlado, y así se lo ha comunicado el gobierno estadounidense a sus socios comerciales y a la OMS, el miedo a esta enfermedad de origen priónico ha provocado diversas reacciones en el ámbito internacional, especialmente por parte del mercado coreano (Corea del Sur mantuvo su mercado cerrado a la carne norteamericana entre finales de 2003 e inicios de 2008). Los productores norteamericanos, lógicamente, atienden con preocupación a la evolución de este caso. Junto a la Administración dirigen sus esfuerzos en transmitir un mensaje de calma. El sector cárnico del país, que exporta mensualmente por un valor de más de 350 millones de dólares, insiste en la seguridad de su producto y en la garantía que ofrecen sus controles sanitarios.