El mercado de tractores sigue estancado por la difícil situación económica
Las previsiones de cifras en el mercado final han ido menguando y cerrarían en torno a las 10.000 unidades
El análisis de la comisión de tractores de Ansemat no consigue despejar las dudas sobre un mercado que sufre las consecuencias del mal momento económico y coyuntural. La incertidumbre económica, política y social, tanto a nivel nacional como europeo, no está favoreciendo el movimiento del mercado en ninguna dirección.
La Comisión de tractores de la Asociación Nacional de maquinaria agropecuaria, forestal y de espacios verdes (ANSEMAT), ha resaltado la dificultad a la que se enfrentan todos los sectores económicos y productivos en nuestro país. La incertidumbre económica, política y social, tanto a nivel nacional como europeo, no está favoreciendo el movimiento del mercado en ninguna dirección.
Las previsiones en cuanto a las cifras del mercado final de tractores se han ido adecuando a una demanda menguante y cerrarían en torno a las 10.000 unidades de mercado total en 2011. La cifra, sorprendente por desconocida en la historia estadística de este mercado vuelve a desatar el debate en relación al tamaño del mercado real o necesario de tractores en nuestro país, aun cuando esta cifra está muy por debajo de la tasa lógica de reposición.
Los factores externos más influyentes para este comportamiento continúan siendo un acceso reducido a la financiación externa, las malas expectativas de las producciones (bajos precios, reducida rentabilidad) y en general el incierto clima económico y social. Por ejemplo, dentro un comportamiento general errático, el mercado de cereales no ha tenido influencia sobre el mercado de tractores como en otras ocasiones.
A ello se le unirían problemas estructurales y coyunturales observados en un aumento de la tasa de morosidad en un sector que nunca la había padecido o la aplicación inconsistente de las ayudas para la adquisición y renovación de maquinaria donde las regiones aún se encuentran inmersas en un momento de cambio político aunque todas prevén cerrar sus inversiones.
Todo ello parece que podría derivar en una pérdida de competitividad, no solo a nivel nacional, sino a nivel europeo con la pérdida de protagonismo como mercado potencial frente a otros mercados emergentes o con mayor demanda.