La subida del 35% en el precio del pienso amenaza la supervivencia de muchas explotaciones ganaderas
La Unió de Llauradors alerta sobre la amenaza que supone la fluctuación en mercados cerealísticos
Desde la Unió de Llauradors y Ramaders alertan sobre la difícil situación que, también en la Comunidad Valenciana, están atravesando las explortaciones ganaderas a causa del fuerte incremento en los precios de los piensos. En el último año este ha crecido hasta un 35%, algo que pone en serio riesgo la supervivencia de las explotaciones ganaderas
La subida de un 35% en el precio del pienso en apenas un año, principal coste de producción para los ganaderos, amenaza la supervivencia de numerosas explotaciones de la Comunitat Valenciana, según LA UNIÓ de Llauradors i Ramaders. Desde la organización levantina se suman así a la ola de protestas que se vienen produciendo especialmente en las últimas semanas. "Si no se ponen en marcha medidas urgentes se augura un importante abandono en los próximos meses", advierten.
Una inflación descontrolada que, tal como denuncia la Unió, parece no encontrar techo y que sube cada mes, acercándose cada vez más a las cifras récord alcanzadas durante la última gran crisis alimentaria de 2007-2008, cuando los precios de los cereales crecieron hasta un 50%.
Desde la Unió también recuerdan que esta subida de los costes de producción no sólo viene provocada por el incremento en los precios de los piensos, haciendo especial alusión al crecimiento experimentado en la energía. "Junto a la subida del pienso, los ganaderos han experimentado así mismo la elevación de los gastos del gas o del gasóleo de aproximadamente un 15% en un mes o del 40% en un año y los de la factura eléctrica de un 10% de media desde principios de año".
Un aumento que, según la Unió, los productores no pueden trasladar a los precios en origen, "lo que demuestra su situación de debilidad frente a la gran distribución que provoca que las diferencias en los márgenes comerciales sean mayores cada vez . Los ganaderos siguen cobrando lo mismo -o menos- por sus productos pero cada vez tiene que hacer frente a mayores costes de producción mientras que los consumidores pagan más".
Desde la Unió apuntan hacia los mercados cerealísticos, "marcado por las fuertes especulaciones y por los vaivenes de los mercados de futuro o las bolsas", como principal causa de este desmedido crecimiento en los costes de los piensos destinados a la alimentación de los animales.
Los productores de cereales no se benefician de este crecimiento
La organización de productores valenciana apunta un dato revelador, asegurando que "esta situación de volatilidad tampoco beneficia a los productores de cereales porque no pueden tener una estabilidad y no saben a qué atenerse a la hora de sembrar o invertir", algo en lo que también coinciden las distintas OPAs, no sólo de nuestro país. La propia FAO apunta hacia la volatilidad de los mercados y las fluctuaciones en la demanda de cereal como principal causa de esta situación insostenible que puede volver a poner en jaque la seguridad alimentaria de miles de millones de personas, tal y como ocurrió en el annus horribilis de 2008.
Esta semana hemos conocido la decisión de la UE de activar el almacenamiento privado de carne de porcino. Junto al aviar, este subsector pecuario es el que más está sufriendo el incremento en los precios del pienso, registrándose cierres en explotaciones a un ritmo desmedido, incapaces de asegurar su viabilidad. Una medida a corto y medio plazo que no soluciona el principal problema endémico que está provocando las fluctuaciones en los mercados, que no es otro que la consideración de los alimentos como un producto de consumo más: basta cotejar las gráficas de evolución en los precios para desvelar qué hay realmente tras todo esto: El CME de Chicago no ha hecho otra cosa que incrementar las posibilidades de operaciones especulativas, mientras que los productores se empobrecen cada vez más, algo extensibe al resto de sectores agroalimentarios y a nivel mundial.
Es evidente que existe una estrecha relación entre ambas cuestiones, algo que incluso apuntan desde la propia FAO, aunque de una forma tan tibia que se pierde en conceptualizaciones, sin atreverse a exigir la medida que realmente acabaría con un problema que cada día va a mas: el cierre inmediato de la bolsa de futuros de Chicago y otros parques bursátiles similares. Los mercados alimentarios debe estar regulados, no existe otra solución, por mucho que se empeñen en negarlo FMI, Banco Mundial y otras corporaciones que se encuentran muy por encima de las urnas electorales, aunque en la práctica son los que marcan las agendas, independientemente de siglas y opciones políticas. Claro está, a no ser que se considere la seguridad alimentaria de millones de personas como un aspecto negociable.
Así, la Unió reclama que se establezca un precio mínimo de intervención en el cereal para garantizar una mayor estabilidad en sus cotizaciones y adoptar las medidas necesarias para luchar contra los excesos especulativos como podría ser el de prohibir el comercio por parte de proveedores esporádicos, además de poner a disposición del mercado las reservas públicas de cereal.
También pide a las administraciones que pongan en marcha medidas económicas que ayuden a paliar los efectos negativos del incremento de costes entre los ganaderos, como por ejemplo un sistema de ayudas directas que evite la desaparición de más explotaciones ganaderas a lo largo de los próximos meses.