Wikileaks, Seguridad Alimentaria, petimetres... y transgénicos
Artículo de opinión sobre las repercusiones del Cablegate en la agricultura, la pesca y los mercados
La filtración más escandalosa de documentos diplomáticos está afectando cada vez a más sectores. Por desgracia, también se tratan asuntos tan importantes como la Seguridad Alimentaria de los pueblos. Por otra parte, la mayor polémica de los últimos años en nuestro agro está servida, algo que hemos podido saber durante el día de hoy. Feliz navidad.
En apenas unos meses Julian Assange ha pasado de ser un completo desconocido para la inmensa mayoría de la gente a "personaje del año" en la revista Time, al menos según la opinión de sus lectores. El nombre de este australiano de 39 años, al igual que el de la organización que representaba hasta hace unos días y de la que es cofundador, Wikileaks, ya forman parte del vocabulario cotidiano más allá del ámbito periodístico.
El Cablegate, término con el que pasará a la Historia, no es la mayor filtración de documentos clasificados de ésta, como erróneamente podremos ver replicado de uno a otro confín. Tampoco es la primera vez que Wikileaks, "el sitio de las filtraciones", airea los trapos de los gobiernos, al menos en ocasiones bastante sucios. De hecho, el título de "mayor filtración de la Historia" lo ostentan los llamados Registros de la Guerra de Irak, un conjunto de casi 400.000 documentos liberados en el mes de octubre por la propia Wikileaks, que se sumaban a los más de 90.000 publicados unos meses antes sobre el conflicto en Afganistán. Todos relacionados directamente con la actividad de los Estados Unidos.
Y he aquí el principal "secreto del éxito" reciente de Wikileaks. También la principal amenaza de Assange, que cada día ve más cerca su extradición al gigante americano, donde puede llegar a ser juzgado por delitos de espionaje contra la seguridad nacional de aquel país. El porqué esta última entrega de cables diplomáticos ha trascendido a todos los niveles de la opinión pública se debe, además del tantas veces clamado etnocentrismo occidental, a que esta colección de documentos no se ciñe a un ámbito o asunto concreto, como en las anteriores entregas de Wikileaks relacionadas con los Estados Unidos. El Cablegate no se "limita" a cuestiones relacionadas con la Guerra de Irak o la de Afganistán. La filtración afecta a todos los ámbitos y difícil será que, antes o después, un artículo similar a éste no acabe publicado en la inmensa mayoría de medios, aunque sean de carácter marcadamente sectorial, como Boletín Agrario.
Este texto de opinión está escrito en su mayor parte a lo largo de la anterior semana, antes de que Wikileaks publicase el escándalo que todos temíamos y que incluyo en este artículo.
Revelaciones de Wikileaks y Seguridad Alimentaria
En origen, lo que motivó a redactar esta opinión fue un supuesto cable enviado desde la embajada estadounidense en Qatar que, pese a su enorme importancia, ha pasado prácticamente desapercibido entre los lectores hispanohablantes. En dicho documento filtrado por Wikileaks y publicado por el periódico inglés The Guardian, el embajador norteamericano relataba a finales de 2009 tres importantes cuestiones que podrían afectar a los intereses de su país en la región. Nadie se debería sorprender de los dos primeros: al parecer, los Estados Unidos temen que sus aliados árabes se organicen tanto en el ámbito militar como en el energético.
Lo que sí debería ser sorprendente (e indignante) para el conjunto de la población mundial, con agricultores, ganaderos y pescadores a la cabeza, es el hecho de que el embajador incluya como potencial amenaza el interés de los países aliados en la región por fomentar y establecer mecanismos destinados a garantizar la Seguridad Alimentaria de sus súbditos. La claridad de lo expuesto en el punto 16 de este cable diplomático no permite divagaciones:
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UNA NUEVA TENDENCIA: LA IMPORTANCIA DE LA SEGURIDAD ALIMENTARIA
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16. (SBU) SEGURIDAD ALIMENTARIA IGUAL A SEGURIDAD NACIONAL
"Los países del Golfo no puede producir más de un 10-15 por ciento de sus propias necesidades alimentarias, y por lo tanto se refieren a la seguridad alimentaria como un asunto de seguridad nacional. Para ello, Qatar (Catar, NdT.) ha establecido un Programa Nacional de Seguridad Alimentaria (PNSA), bajo la dirección del Príncipe de la Corona.
El PNSA tiene la tarea de desarrollar una estrategia de seguridad alimentaria para Catar, y una estrategia de conducir al resto del mundo árabe en el desarrollo de nuevas estructuras y alianzas para lograr la seguridad alimentaria de toda la región.
Esperamos que en los próximos 36 meses tanto PNSA como otros interesados en la seguridad alimentaria disminuyan su complicado y arriesgado interés por la compra de tierras en los países en desarrollo y la transición hacia el establecimiento de alianzas con los productores en los países desarrollados, como los EE.UU. Esperamos ver un creciente interés en aprender sobre instrumentos financieros sofisticados que se puedan emplear para suavizar los precios y las deficiencias de suministro, tales como futuros de materias primas y el almacenamiento virtual. También esperamos que Qatar mejore su capacidad de almacenamiento, tanto en tierra como fuera."
Extraído del cable completo publicado por The Guardian (5-12-2010).
Quizá lo peor de todo sea el hecho de utilizar a los productores occidentales como excusa para esta felonía. Aquellos mismos que, cada día más, tienen que competir en condiciones de desigualdad con los productos importados de terceros países, normalmente procedentes de lo que se conoce como "Tercer Mundo". Por ejemplo, a nadie se le debería escapar que buena parte del "mero" consumido a diario en los mercados europeos no es otra cosa que perca del Nilo procedente del lago Victoria, mientras que los hijos de los pescadores de aquella zona, cuna de la Humanidad, apenas pueden comer las raspas ahumadas extraídas de los despojos. De los hijos de los pescadores de aquí, no sabemos cómo acabarán, si es que finalmente queda alguno. Quien se interese por este asunto debería ver La pesadilla de Darwin, quizá la mejor película documental de los últimos 20 años y también la desgracia de su autor, el austríaco Hubert Sauper. A esto es a lo que hace referencia el embajador estadounidense en Catar, no a la seguridad de su pueblo.
Porque no se entiende cómo es posible que agricultores occidentales, con norteamericanos y europeos a la cabeza, reivindiquen el freno a las importaciones de terceros países realizadas en condiciones de desigualdad, que quedan muy lejos de las normas básicas de la libre competencia. Porque a la perca del Nilo no le afectan las cuotas ni restricciones pesqueras que pudimos conocer durante la madrugada del pasado miércoles, siguiendo el ejemplo antes propuesto. Entonces, ¿cómo es posible que la diplomacia de los Estados Unidos considere las políticas de Seguridad Alimentaria de los pueblos de una remota región como un asunto de Seguridad Nacional? ¿Acaso esta es la Seguridad Nacional que ha hecho peligrar la osadía de Wikileaks? Estas preguntas van especialmente dirigidas hacia nuestros lectores en ese gran país, que cada día son más. En condiciones normales no sería necesario expresar aquí mi más sincera admiración y respeto hacia un pueblo que se destaca en la Historia por su búsqueda constante de la libertad y la igualdad, pero lo que está ocurriendo en esta primera guerra mundial digital no es normal. Por cierto, esta es una contienda que libra la verdad, lésa luz y bien, contra el oscurantismo, entiéndase subterfugio, engaño e intereses individuales y mezquinos. No es una lucha entre el gran pueblo norteamericano y Julian Assange, como están vendiendo.
Lo que preocupa a los agricultores y ganaderos de los Estados Unidos no son los mercados de posibles del régimen Catarí, eso interesa a dos personas, diez a lo sumo y casi seguro que ninguno tendrá callos en las manos. Lo que está haciendo peligrar el modo de vida rural norteamericano, el mismo que fue capaz de alcanzar cotas de bienestar envidiadas y deseadas en todo el mundo, son los movimientos especulativos capaces de inundar los mercados interiores con productos de peor calidad, o al menos sin haber pasado los controles que a ellos sí que les exigen. El resultado son explotaciones produciendo bajo pérdidas, empobrecimiento, desempleo y conflictos sociales. Un panorama muy similar al de sus hermanos en Europa, con España a la cabeza.
Por cierto, también seguirá habiendo un 85% de qataríes sin tener asegurada su alimentación más básica. Por no hablar de la negra y desgraciada África, madre de la Humanidad y desagraciada, insisto, a causa de su bella riqueza. Por culpa de una carambola, perderán los petrodólares de los inversores del Golfo Pérsico. Esta es una partida de billar que tiene reservado el derecho de admisión, aunque los golpes se los lleven siempre los mismos, los que no entienden de instrumentos financieros sofisticados, ya sean de Kenia, California o la Vega Baja alicantina.
Tomar la Seguridad Alimentaria de una zona, país o región como instrumento de dominación, en este caso como peligro a los "intereses estadounidenses" en el Golfo Pérsico, debería ser considerado como lo que es, un delito de lesa humanidad y cualquier responsable de esta tropelía debería ser juzgado, no en la Haya, sino en Washington. Cualquier agricultor honrado estará de acuerdo que con la alimentación de los niños no se juegan partidas de billar, permitan en este caso extremo una pequeña dosis de demagogia.
Para el honrado pueblo americano, recordaros lo que se decía aquí, en los reinos de la Península, sobre el Cid Campeador: "Qué buen vasallo si tuviera buen señor".
Pero resulta que tales reinos son lo que hoy día conocemos como Portugal. Y también ese país que está justo al lado, aquel que is diferent. Sí, me refiero a España.
Wikileaks bombardea la agricultura española
Desde que hace unos años el Gobierno de Zapatero "decidiera" la unificación de los Ministerios de Agricultura y Medio Ambiente en el MARM, no han dejado de clamar voces que apuntaban hacia el intento por desarbolar al Medio Ambiente como principal motivo de dicha fusión. Tampoco han faltado las críticas a la Ministra de Ciencia e Innovación, Cristina Garmendia, a la que tradicionalmente se ha considerado la principal valedora de los intereses de las empresas transgénicas en el gobierno español y en Europa. Y qué decir del bajo perfil negociador de Elena Espinosa, tildada por muchos como una de las peores ministras de la historia reciente de nuestro país. Por otra parte, también existía una sensación de considerar a Cristina Narbona, última titular de Medio Ambiente, como la principal opositora a la implantación de políticas favorables al desarrollo de transgénicos.
También existía la sensación de que el gobierno estadounidense, lejos de defender los intereses de su pueblo, se ha dedicado en este sentido a favorecer la colonización comercial de los grandes emporios, léase Monsanto y Syngenta en concreto, o de las cadenas de comida rápida en líneas generales. Pues bien, según los últimos cables diplomáticos filtrados por Wikileaks, todas estas "sensaciones" parece que se fundamentan en hechos reales, o al menos que coinciden con las opiniones e informaciones conseguidas extraer por parte del embajador Aguirre a nuestros prohombres y promujeres.
Los cables diplomáticos liberados por el sitio de las filtraciones durante la jornada de este domingo, 19 de diciembre, están destinados a conmocionar las relaciones internacionales en materia de Organismos Genéticamente Modificados y, sobre todo, se prevé en nuestro país un final de año cargado de polémica. Recomiendo encarecidamente leer el artículo escrito por Rafael Méndez en El País. No tiene desperdicio.
Si lo que se dice en los cables diplomáticos conocidos hoy tiene un mínimo viso de realidad, especialmente el numerado como 09MADRID1013, no me quedaría más remedio que pedir la dimisión inmediata y fulminante de los distintos responsables políticos implicados en este asunto, directa o indirectamente, con el Presidente Zapatero a la cabeza. No me quedaría más remedio, señor Presidente. Pero no olvide que en este supuesto el culpable sería usted, no los mensajeros. También quien habría traicionado los más básicos principios fundamentales que, entre otras cosas, le permitieron llegar a la Presidencia del Gobierno. Y con esto no me refiero a las continuas injerencias de los Estados Unidos en nuestros asuntos, que eso es algo asumido por los españoles desde hace décadas y que la fagocitadora maquinaria mediática se ha encargado de corroborar, consensuando que este asunto no implica traición alguna a la patria, con las grandes "agencias de comunicación", PP y PSOE, a la cabeza.
Lo que me obligaría a pedir esta dimisión en masa, ademas de solicitar la apertura de los correspondientes procesos judiciales en los supuestos donde existieran indicios de delito tipificado, algo extensible a los anteriores gobiernos de Aznar y González, sería el hecho de constatar que los asuntos relacionados con nuestra agricultura y ganadería han sido empleados, por ejemplo, como moneda de cambio para conseguir una silla en las reuniones de G-20. Algo que destaca el medio oficial en español para las filtraciones de Wikileaks, el nada sospechoso periódico El País, difícilmente calificable por el Gobierno como un "medio hostil".
Que el gobierno español haya podido cambiar su postura en relación a los transgénicos en una votación de ámbito europeo, a favor de las propuestas de Francia, y que eso haya sido a cambio de conseguir el apoyo de Sarkozy para poder participar en la cumbre del G-20, es algo de una gravedad tan extrema que no se podía prever ni tan siquiera entre los más acérrimos detractores de este Gobierno.
Porque precisamente es esta la noticia a destacar hoy, no el hecho de que el Gobierno Español sea el principal valedor de los intereses de las compañías transgénicas, normalmente norteamericanas, en Europa. Esto es algo que hace años saben nuestros lectores, tanto los defensores como los detractores de los OGM, sin necesidad de entrar en filtraciones ni especular con posibles. Basta ojear las estadísticas globales de Europa y atender a la legislación española en esta materia. Punto. Lo que viene ahora es el aparte, la confirmación de tantas sospechas.
No sorprende al lector avezado en estas lides el hecho de que los Estados Unidos consideren a Cristina Garmendia como una de sus principales valedoras en este asunto: "trabajaba para un grupo industrial de biotecnología (no agraria), y puede ser una aliada en temas de OGM en las discusiones del gabinete", destacan en El País. Mejor la conoceremos en su tierra, digo yo.
Tampoco debería sorprender que el ya famoso embajador Aguirre y sus antecesores destacaran en sus informes, por una parte el bajo perfil negociador de Elena Espinosa y por otra la digna posición de Cristina Narbona. En este sentido, desde aquí quiero ensalzar la figura de la última Ministra de Medio Ambiente de nuestro país, quien al menos fue coherente con sus principios y fiel al país que la vio nacer. Hasta nuestros lectores más favorables a los OGM sabrán reconocer la calidad de tales valores, independientemente de opiniones y posicionamientos. Algo que, atendiendo a lo que estamos conociendo a través de Wikileaks, no se puede decir a boca llena de ningún otro Ministro , fuera de banderías insisto, desde los tiempos de Pimentel al frente de Trabajo. Quizá su homólogo Caldera.
Periodistas y petimetres
Y es precisamente con las banderías y "batallones mediáticos" como me gustaría acabar este texto. Resulta curioso contemplar cómo una buena cantidad de numerarios de este gremio han migrado sus posturas hacia la repulsa o, peor aún, el ostracismo. Eso en el mejor de los casos, pues también hay "grandes opiniones" formadas entre a quienes ni les suena la mosca. Lo peor es que estos último suelen ser bastante ruidosos, pese a seguir emulando a la curia durante el juicio a Galileo Galilei. Y no sólo por no querer mirar a través del diabólico engendro de la verdad, también los hay que piden la hoguera para Wikileaks, Assange y todo lo que se ponga por delante. Exactamente igual que hace cuatro siglos.
Todo y más podremos encontrar en este cambalache extremo, que cantaría un Enrique Santos Discépolo tras aplicarle las últimas actualizaciones. El resto de la letra del genial tango ni tocarlo, apenas agregar un palito a la fecha, que bien vale para todo lo que estamos viendo en el brutal proceso estético encaminado a transformar un gran escándalo periodístico y diplomático en apenas un subproducto del consumo rápido, con tintes de culebrón folletinesco. Intentar mutar Wkileaks en una telenovela insulsa se encuentra más allá de los lejanos arcanos de la alquimia. Pese a todo, parece que en esta ocasión sí que están consiguiendo alterar el número atómico del plomo, lástima que el resultado buscado esté más cerca del abono que del dorado metal.
Señores tertulianos, Julián Assange y la organización Wikileaks hacen aquello que un humilde servidor soñaba de niño con emular, igual que hacía Humphrey Bogart en la película El Cuarto Poder. ¿Recuerdan? La misma con la que nos pasamos casi un año en las escuelas y facultades de comunicación de masas. Oír comentarios por parte de ciertos tertulianos respecto a las acciones de Wikileaks y Assange, en las que llegan a afirmar que lo que hace el australiano "no es periodismo" sólo se explica si tenemos muy presente que aquellos están más preocupados por conseguir cita para su próxima sesión de rayos UVA que por hacer el trabajo que se les supone. También porque replicar hasta la saciedad las directrices editoriales de quienes les llenarán pesebres esta navidad resulta más grato a los sentidos, qué duda cabe. Pero un buen periodista es quien se ciñe a la verdad, la busca y la desea, con el último fin de darla a conocer. Esa es (debería ser) la única razón de ser del periodismo.
Igual que el buen agricultor, quien quiere saber el tiempo que hará mañana, no lo que le gustaría oír.
Un artículo de opinión de Alonso Aguilar para Boletín Agrario