Boletín Agrario Agricultura, Medio Ambiente y Mundo Rural

Definición de latifundio

Etimología: Del latín latifundĭum.

1. m. Finca rústica de gran extensión.

Latifundismo

1. m. Distribución de la propiedad de la tierra caracterizada por la abundancia de latifundios.

2. m. Teoría política agraria que propugna esta distribución.

RAE

1. Latifundio en sociología. Gran explotación agraria cuya influencia sobre la comunidad en que está inserta consiste en una forma local de dominación de clase que crea un sistema de relaciones de dependencia en la misma. El sistema de dominación se establece entre los propietarios de la tierra y los trabajadores asalariados a través de un conjunto de clases de servicio que operan a modo de correas de transmisión entre el primero y el segundo grupo. 

E. Sevilla Guzmán y S. Giner. IV Congreso Mundial de Sociología Rural

Definición: Aunque en sentido estricto latifundio haga referencia a cualquier finca rústica de gran extensión, como recoge la definición de la RAE, en la práctica el concepto está perfectamente identificado con un tipo de modelo social y económico, que se caracteriza por la acumulación en unas pocas manos de los recursos y medios de producción de los que dispone toda una comunidad rural, pudiendo ejercer así este grupo privilegiado una influencia interesada sobre el conjunto de la misma. El latifundismo como concepto va más allá de cuestiones meramente cuantitativas, y cualquier intento de establecer descripciones globales probablemente acabará siendo desmentido por alguna realidad. Mejor debe ser visto como parte troncal de unas ideologías muy concretas (como sugiere la segunda acepción de la RAE), que parten o tienen su origen en la adopción de dicho modelo de distribución territorial para fraguar o alterar a su alrededor el tejido socioeconómico que define a una comunidad, desde sus relaciones con la representación de la Administración del Estado en la localidad, comarca o región, hasta la definición y gestión de la fuerza productiva y el acceso a los recursos.

Orígenes: El origen del latifundismo como fenómeno moderno está íntimamente relacionado con los sistemas de organización feudal del Viejo Régimen y, más concretamente, con el modelo de "tierra conquistada" que protagonizó la expansión de los reinos norteños de la Península Ibérica y su posterior continuación en el continente americano. Un sistema de organización social simplificada que encajó perfectamente en la aplicación de los principios de propiedad privada que llegaron con el cambio de Régimen y la eclosión del Capitalismo (ejemplos en la tardía España fueron las distintas desamortizaciones de fincas de Manos Muertas que se produjeron a lo largo del siglo XIX y principios del XX). Así la Nobleza reconvertida en alta burguesía pudo seguir manteniendo sus heredades, o al menos buena parte de ellas, pero compartiendo dicho rol con la incipiente nueva clase, e incluso con sus antiguos intermediarios ante las comunidades locales (una consecuencia directa de este hecho fue el Caciquismo y su ignominiosos sistema de «encasillados» para repartirse los distintos apoyos políticos en el mundo rural, modulados precisamente por estos nuevos «pequeños y medianos terratenientes»). 

Consecuencias: A partir de ese momento empiezan las diferencias y especificidades para cada caso o región, siendo distinta la evolución en países como México, España o Argentina.  Donde sí se pueden encontrar paralelismos es en las consecuencias derivadas de esta forma de organización social: Subdesarrollo y pobreza, injusticias y arbitrariedades, desempleo y precariedad. Sin olvidar que el latifundismo es el principal sustrato histórico de nuestras revoluciones y contrarevoluciones hispanoamericanas.

Caso palmario es el de Andalucía, al sur de España. Siendo un territorio especialmente agraciado para la agricultura, de enorme importancia y tradición en la historia de Europa, una grave consecuencia de su latifundismo endémico fue que este territorio se mantuviera al margen de las grandes revoluciones agrícolas que cambiaron la faz del continente, al menos hasta bien entrados los años cincuenta del siglo XX: El latifundista ha demostrado ser un capitalista muy mediocre, como refleja claramente el caso histórico andaluz. A consecuencia de este hecho las zonas rurales andaluzas siguen encontrándose entre las más deprimidas de toda Europa.      

El futuro del latifundismo: Igual que fue capaz de evolucionar en el tránsito entre los dos grandes modelos sociales que ha habido a lo largo de la Historia, el latifundio como sistema de organización social parece tener asegurado su futuro, aunque a partir de ahora su titularidad será mucho más indefinida (sociedades anónimas, grandes corporaciones...). Aun despojado de algunos de los muchos prejuicios que lastran su acerbo (como que es un modelo poco productivo), ha sido la peor versión del latifundismo, la absentista,  la adoptada como modelo de futuro bajo el concepto de «inversiones agrícolas». Las consecuencias de este hecho son (y serán) tan evidentes como previsibles: El acceso a la tierra y los recursos está destinado a seguir siendo, cada vez más, la principal fuente de conflictos durante el siglo XXI.

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