Boletín Agrario Agricultura, Medio Ambiente y Mundo Rural

Un informe destapa las graves consecuencias de inversiones agrícolas en población local de Uganda

Elaborado por Amigos de la Tierra Uganda, denuncia la expansión descontrolada de cultivos bioenergéticos en las islas de Kalangala en el lago Victoria

Alonso Aguilar

Coincidiendo con la celebración de la conferencia del Banco Mundial sobre Tierra y Pobreza, Amigos de la Tierra publica un demoledor informe donde se denuncia que la demanda de agrocombustibles ha provocado un auge del acaparamiento de tierras en Uganda por parte de los grandes grupos extranjeros de inversión, en un proyecto financiado por el Banco Mundial

Estos días, del 23 al 26 de abril, la capital de los Estados Unidos acoge la celebración de la Conferencia anual del Banco Mundial sobre Tierra y Pobreza que, bajo el lema "Gobernanza de la tierra en un medio cambiando rápidamente", reúne en las oficinas de este organismo internacional a inversores, gobiernos e instituciones financieras de todo el mundo para "discutir temas de interés para profesionales de la tierra y quienes hacen políticas a nivel mundial".

Inversiones agrícolas responsables en las islas de Kalangala (lago Victoria)

Inversiones agrícolas "responsables" en las islas de Kalangala (lago Victoria)

Amigos de la Tierra

Coincidiendo con esta efeméride, la organización ecologista Amigos de la Tierra Uganda ha dado a conocer su informe sobre la actual situación en este país africano, y en el que denuncian flagrantes violaciones de derechos humanos ejercidas contra las poblaciones locales, además de la destrucción ambiental y expropiación forzosa de sus recursos. El informe de Amigos de la Tierra Uganda recopila de primera mano las experiencias de las comunidades locales afectadas por el acaparamiento de tierras "permitido y apoyado por el Banco Mundial". Unas comunidades que se han visto forzadas a abandonar no sólo su forma de vida. Hablamos de su sustento más básico: del suministro de alimentos y del acceso al agua potable.

Como explica Amigos de la Tierra, el Banco Mundial financia con millones de dólares y apoyo técnico a la expansión del aceite de palma en las islas de la costa del Lago Victoria en Kalangala, Uganda. Las plantaciones de estos monocultivos de palma se han extendido ya casi 10.000 hectáreas, ocupando prácticamente una cuarta parte de la superficie total de estas islas (43.210 hectáreas). "Aunque el Banco Mundial trata de desvincularse del proyecto el acaparamiento de tierras continúa", apunta la organización ecologista. Los responsables directos de este flagrante caso de acaparamiento incontrolado de tierras en las islas del lago Victoria son las multinacionales Wilmar Internacional, el gigante de los agrocombustibles, y BIDICO, una de las empresas oleaginosas más grandes de África Oriental, con el apoyo y la financiación de organismos internacionales, como es el citado caso del Banco Mundial o del propio Gobierno Ugandés. Según los datos que aporta Amigos de la Tierra, el proyecto ha sido financiado con 120 millones de dólares del sector privado, 10 millones del Banco Mundial, 19,9 millones del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola y 12 millones del Gobierno Ugandés.

El informe recoge cómo las plantaciones de aceite de palma se han ido expandiendo a costa de los cultivos alimenticios y de las selvas tropicales. Además, denuncia, "la población local se ha visto privada del acceso a las fuentes de agua y a los pastos para el ganado". Sobre los teóricos beneficios que, según sus precursores, aportan estas "inversiones agrícolas" a las poblaciones locales, léase riqueza económica y empleo, Amigos de la Tierra Uganda denuncia lo siguiente: "Las promesas de empleo han resultado ser falsas, en cambio, las comunidades locales han perdido su forma de vida y sustento, y luchan cada día por la supervivencia".

"El derecho de acceso a la tierra está siendo aplastado"

David Kureeba, de Amigos de la Tierra Uganda, declaró que "el derecho de acceso a la tierra está siendo aplastado, a pesar de estar protegido por la constitución ugandesa". Una visión global de primera mano la que nos da el ugandés, que presenta un panorama desolador: "La agricultura a pequeña escala y los bosques, que durante siglos han protegido una fauna única, nuestro patrimonio y la alimentación en Uganda, están convirtiéndose en terrenos baldíos de aceite de palma, que sólo benefician a los agronegocios". Así, Kureeba destaca la necesidad de fomentar la agricultura sostenible a pequeña escala, algo que pasa por garantizar el derecho a la tierra: "El Gobierno ugandés debe priorizar la agricultura ecológica a pequeña escala y proteger el derecho a la tierra".

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La experiencia de John Muyiisha, como destacan desde Amigos de la Tierra España, "es reveladora". Como poco. Mejor que visionen el vídeo en el que este campesino de Kalangala cuenta su propia historia. Un día llegaron unos extranjeros y le dijeron "vamos a quedarnos con tu tierra". Al principio no entendía que era la misma tierra que había cultivado durante 34 años y que había dado el sustento a su familia. Desgraciadamente su caso no es una excepción, ni tan siquiera el más flagrante: otro miembro de la comunidad accedió a plantar aceite de palma y posteriormente se vio obligado a vender sus tierras debido a las deudas contraídas y los bajos ingresos de este cultivo, "una situación que no se había dado mientras cultivaba alimentos locales".

Desde España, la responsable de agricultura y alimentación de Amigos de la Tierra señala que "los testimonios de Uganda muestran cómo el acaparamiento de tierras devasta las comunidades y el medio ambiente". Blanca González Ruibal arremete contra las políticas de privatizaciones y acaparamientos de tierra en países en desarrollo a manos de unos pocos grandes grupos inversores, los mismos que cada día más someten el devenir de los mercados alimentarios a su férreo albur: "El Banco Mundial ha promovido durante décadas políticas para privatizar la tierra y fomentar la agricultura industrial. Así se ha dado vía libre al acaparamiento masivo de tierras en todo el mundo". "Los Gobiernos tienen la obligación de parar el acaparamiento de tierras y no limitarse a paliar sus efectos. Para respetar los derechos humanos y medioambientales deben reducir drásticamente la demanda de ciertas materias primas como el aceite de palma", concluye la responsable de Amigos de la Tierra.

Esta iniciativa de Amigos de la Tierra Uganda no ha sido la única reacción frente al evento organizado por el organismo financiero internacional: Con motivo de la celebración de la Conferencia anual del Banco Mundial sobre Tierra y Pobreza diversas organizaciones, entre las que se encuentran la Vía Campesina, GRAIN, FIAN o la propia Friends of the Earth, han hecho pública la declaración conjunta Banco Mundial: ¡Fuera de la tierra! , en repulsa de esta brutal política de acaparamiento de tierras maquilladas bajo la falacia de las "inversiones agrícolas responsables".

Es mucho lo que está en juego en este asunto, todo un planeta, nosotros incluidos. Porque semejante dominio de los recursos básicos en manos de unos cuantos oligarcas no favorece una preeminencia en los mercados: conduce indefectiblemente a una sociedad de esclavos. En este asunto no quedan resquicios para una presunta objetividad, porque la pantomima del Banco Mundial no es mejor que la Conferencia de Berlín de 1885.

Me atrevo a decir que es mucho más cínica y perversa.

Alonso Aguilar

Director de Boletín Agrario