Boletín Agrario Agricultura, Medio Ambiente y Mundo Rural

El sector agroalimentario se ajusta frente al descenso del consumo durante el segundo trimestre 2011

Resumen de coyuntura agroalimentaria en el segundo trimestre de 2011 de la Fundación Cajamar

Fundación Cajamar

Los buenos datos de aumento de la producción y el crecimiento de las exportaciones contrastan con la reducción de los márgenes para los agricultores, destacan desde la entidad social de Cajamar. Los severos ajustes que vive el campo ante la coyuntura actual se reflejan en los datos del segundo número del nuevo boletín trimestral de coyuntura agroalimentaria de la Fundación Cajamar.

El nuevo número de este estudio trimestral de la Fundación Cajamar sintetiza y analiza la información del sector agroalimentario que ofrecen los principales organismos oficiales y asociaciones corporativas. Su contenido está elaborado de una manera clara y concisa para todos los profesionales e interesados del sector de la agroalimentación.

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España, a la espera de mejores expectativas

España confirmó en el primer trimestre la continui­dad de la recuperación, aunque las primeras previsiones que se están publicando sobre el segundo trimestre se­ñalan en la dirección de una cierta pérdida de pulso en la misma, en la línea de lo que está sucediendo a nivel mundial. Los datos de empleo y las primeras previsiones publicadas sobre el primer trimestre señalan una cierta pérdida de dinamismo en el segundo cuarto del ejercicio y una mejora de la misma en el trimestre de verano.

Ante el aumento de las razones para la desconfianza a nivel mundial, los precios de los alimentos básicos, se han mantenido en niveles similares a los de principios de año, sin apenas relajarse los máximos de finales de 2010.

Panorama del sector agroalimentario nacional

El final de la campaña hortícola en cultivos de invernadero del mediterráneo y el comienzo de la temporada de fruta de hueso se ha visto afectada por el escándalo de la bacteria E. Coli en Alemania. Esta crisis ha puesto de manifiesto, por un lado, que la seguridad alimentaria es algo con lo que ni se puede jugar ni se debe menospreciar, y, por otro lado, que los cultivos españoles se han convertido en una especie de sospechosos habituales a los que resulta demasiado fácil y barato acusar.

En cuanto a los factores climáticos, las temperaturas de lo que llevamos de ejercicio han sido, de media, superiores a las de los cinco años anteriores, lo que ha contribuido a que las producciones estén siendo superiores en 2011 a las logradas en el año anterior, demasiado castigado por las precipitaciones.

El total de reservas de los embalses españoles a la fecha era del 81,9% de la capacidad, algo por debajo de lo registrado en 2010, pero bastante por encima de la media decenal. En este sentido, los dos últimos años hidrológicos han sido especialmente copiosos, lo que ha contribuido a mejorar la situación de los embalses y a desplazar de la actualidad mediática y política el asunto del agua.

Novedades positivas en la producción agroalimentaria

Cosecha de trigo mecanizada

Los avances de producciones disponibles para el mes de abril no continúan las tendencias que se manifestaban hace tres meses. Así, la mayor parte de las variedades de cereales han pasado de tasas negativas a positivas, seguramente favorecidas por las condiciones climatológicas en las zonas principales de producción.

En el caso de las leguminosas de grano, las predic­ciones de producción han variado en ambas direcciones, aunque en todos los casos siguen en terreno ampliamente positivo.

En el caso de las hortalizas y frutales, la mayor parte de las especies presentan avances, excepto tomates y fresa y fresón, que presentan estimaciones negativas del 4,4% y del 5,3%, lo que estimamos estará condicionado, al menos en el primero de los casos, por la evolución de las cotizaciones durante la primera parte de la campaña de cultivos invernados. El resto de producciones presen­tan tasas positivas.

Respecto al importante capítulo de cítricos apenas se han actualizado las previsiones, por lo que los porcen­tajes son casi todos los mismos que los registrados en el trimestre anterior. Los pocos que se han retocado lo han hecho al alza, por lo que nuestras apreciaciones de abril se mantienen al completo.

La uva para vinificación ha mejorado su estimación de manera considerable, pasando de un crecimiento del 3,9% al 11,4%, aunque en términos de producción final de vino y mosto estaríamos creciendo sólo un 3,6%. Fi­nalmente, en el caso del olivo, se registra una mejora de las previsiones en línea con lo sucedido en casi todas las familias, siendo lo más destacado el cambio de tendencia en la producción de aceituna para almazara.

Desde el frente de la producción ganadera, la mayor parte de las cabañas muestran evoluciones crecientes hasta abril, al menos en lo que a producción se refiere. Finalmente, es muy llamativo el importante aumento de los sacrificios y la producción en la cabaña equina.

Finalmente, la industria de los alimentos y las bebi­das se ha mostrado, a tenor de los datos del Índice de Producción Industrial, de forma menos negativa que en meses precedentes.

La demanda del consumo, en cuadros

Cola del paro

La mayor parte de las previsiones apuntan en la dirección de un cierto decaimiento de la demanda interna a lo largo de los últimos meses. La existencia de un mayor número de familias sin ayudas a la renta de ningún tipo, los recortes exigidos por los mercados financieros y el pesimismo inoculado en los hogares son las explicaciones de este comportamiento.

En la actual fase de la recupe­ración es la demanda externa la que está contribuyendo al crecimiento, pero es evidente que España y el sector agroalimentario nacional necesitan de la contribución de los hogares nacionales para terminar de despegar.

Como ya se explicó en el número anterior, el comercio de alimentos se ve menos afectado en situaciones de crisis por la propia naturaleza de este tipo de bienes. Con todo y con eso, el descenso acumulado hasta mayo era del 2,8%, tan sólo dos décimas menos que lo comentado en abril.

De cara a los próximos meses es esperable una recu­peración general de consumo, motivada por la esperada buena campaña de verano y por el previsto descenso del paro. Sin embargo, de cara al tercio final del ejercicio vuelven las dudas y, si no se ha resuelto favorablemente la crisis de la deuda pública, es muy posible que volvamos a sentir una recaída de la confianza de las familias y, con ella, de sus actitudes de consumo. Por tanto, insistimos que las opciones más claras están en los mercados ex­teriores en los que se están produciendo incrementos del consumo. El índice de pedidos de la industria de la alimentación ha vuelto a una tendencia creciente, lo que implica que, al menos a corto plazo, está garantizado un aumento de las ventas.

Vientos favorables para el comercio exterior

Las exportaciones primarias, es decir, las de la agricultura y ganadería aportaron ingresos a la economía española por 1.106,5 millones de euros, lo que supuso un 1,6% más que en el mismo mes de 2010. La industria de la alimentación aportó otros 1.514,7 millones (15,5% más) y la de las bebidas 253,9 millones (14,8% más). Si bien las tasas de crecimiento, sobre todo las de las industrias son bastante elevadas, el conjunto de la economía logró que sus ventas al exterior crecieran en marzo un 18,0%.

Precios a la baja

Carro de la compra lleno

Como ya se comentó en el número anterior, el sector de la agroalimentación está comportándose de forma menos inflacionista que el conjunto de la economía, al menos desde que estalló la crisis. No obstante, habría que plantearse cómo se ha distribuido el más estrecho margen que suponen los menores precios. Es posible que la estructura descompensada en términos de poder de negociación en la cadena de distribución esté contri­buyendo a una sobre repercusión de los impactos sobre los eslabones más débiles de la cadena.

Los precios retomaron su senda descendente en diciembre y, a pesar del ligero repunte de abril. Cier­tamente, la mayor sangría en las cotizaciones la han sufrido los agricultores, ya que los precios ganaderos, que han estado muchos meses en negativo, han comenzado a recuperarse hace pocas fechas. En el acumulado de enero-abril, los precios percibidos por el sector primario crecieron un 2,5%, repartido entre un 0,8% para los agri­cultores y un 4,2% para los ganaderos.

En el siguiente eslabón de la cadena, el industrial, los resultados son diferentes. En este caso, el índice de precios industriales del rubro de la alimentación se presenta en un claro proceso inflacionario, en el que los precios crecieron en mayo un 7,6% con respecto al mismo mes del año anterior y un 3,5% en el conjunto de los 5 primeros meses del ejercicio. Por su parte, la industria de las bebidas se mostraba más moderada, aumentando sus precios un 1,6% en mayo y un 1,4% en el total acumulado.

Finalmente, pasamos a analizar las diferencias entre los precios pagados a los agricultores y los satisfechos por los agricultores. El análisis de estas diferencias muestra una tendencia ligeramente creciente desde el segundo trimestre de 2010. La mayor parte de la dife­rencia se debe a las producciones agrícolas, ya que las ganaderas muestran una tendencia estable a lo largo del tiempo. Después de la intensa reducción que se produjo coincidiendo con los peores meses de la recesión, el proceso de ampliación de diferencias ha retomado una clara tendencia creciente, de forma que se ha situado a los niveles de marzo-abril de 2009.

Costes en aumento

Los incrementos salariales en las labores del campo han seguido desacelerándose, y la tendencia ya se sitúa por debajo del IPC en casi todas las categorías. Con datos cerrados a marzo, son las labores de plantación y tala de árboles, así como los puestos de tractoristas y ma­quinistas las actividades que arrastran una mayor inercia inflacionaria, en el entorno del 4%. En el lado contrario de la escala se encuentran las labores de poda, las cuales han entrado en una fase de ligero descenso.

El empleo se estanca

Por un lado, el empleo en la agricultura estaría reduciéndose (y aumentando el paro) a un ritmo del -6,3% interanual. Al mismo tiempo, el sector estaría expulsando población activa (-2,5% interanual). Por otro lado, la industria alimentaria sí estaría creando empleo, lo que es consistente con el mencionado aumento de los pedidos a las fábricas. En el caso de la industria de los alimentos propiamente dicha, el crecimiento interanual se cifraba en el 1,7%, al tiempo que en la industria de las bebidas llegaba hasta el 7,8%. Como era de esperar, el aumento del empleo se sigue de una reducción del paro.