Boletín Agrario Agricultura, Medio Ambiente y Mundo Rural

Fauna salvaje, daños agrícolas y hombre

"Si para regar encontramos ríos contaminados no tiene culpa la fauna salvaje. Tampoco de los precios de ruina que nos imponen a los productores"

José Manuel de las Heras

Que la fauna salvaje se alimente de las tierras de labor es algo que ha sucedido desde tiempo inmemorial. Al igual el lobo, que siempre aprovechó el descuido del pastor para darse un festín a costa del rebaño. Pero sucede que el mundo actual es bien distinto a todo lo que antes fue, como refleja este artículo de opinión de José Manuel de las Heras, Coordinador estatal de la Unión de Uniones.

Los agricultores y ganaderos nos quejamos y con razón, de los daños que producen en nuestras cosechas la fauna salvaje y de cómo, en la mayoría de los casos, no se nos compensa por ello.

José Manuel de las Heras, coordinador estatal de la Unión de Uniones

José Manuel de las Heras, coordinador estatal de la Unión de Uniones

Desde los arrozales que tras ser pacientemente cultivados por los agricultores, alimentan a miles de patos en la desembocadura del Guadalquivir, el Ebro, o la albufera Valenciana, hasta las ovejas que matan los lobos en Zamora, pasando por los millones de pájaros que comen el cereal, las uvas o la fruta, cuando comienzan a madurar. Por si fuera poco después están también jabalíes, ciervos, conejos, topillos que dañan o que se comen los brotes tiernos de casi cualquier planta que se pone en el campo.

No es nada nuevo, ha ocurrido siempre, los agricultores y ganaderos hemos convivido con la fauna salvaje y hemos aceptado un cierto coste adicional en la producción, por su lógica existencia.

Pero a pesar de ello, cuando pedimos indemnizaciones y alzamos la voz, es porque estos costes " normales" se disparan, o se nos impide poner medidas para proteger nuestros cultivos y rebaños, como consecuencia de la declaración de espacios o especies protegidas. Es entonces cuando avisamos de las consecuencias que tienen para la producción agrícola o ganadera las "decisiones humanas" sobre la conservación de la naturaleza.

Por ejemplo si no se pueden poner vallas, o sacrificar el exceso de población de conejos, como consecuencia de las medidas de protección de otras especies, es entonces cuando decimos que el daño o evidente sobre-coste para los cultivos, se asuma por las administraciones.

De tal modo que a lo que verdaderamente nos oponemos es a que el coste de las políticas de conservación de la naturaleza lo asumamos, de forma fundamental o exclusiva, los agricultores y ganaderos y no el conjunto de la sociedad.

No perder la perspectiva

Bolsa de Chicago

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Con todo, el mayor daño que asumimos los agricultores y ganaderos en nuestra actividad lo producen nuestros conciudadanos, los seres humanos. Si para regar encontramos ríos contaminados, por falta de depuración, no tiene culpa la fauna salvaje; ni tampoco de los precios de ruina que a los productores nos impone la distribución o la industria; lo mismo ocurre con los fraudes alimentarios, o con los defectos u omisiones en las etiquetas de los productos, (sobre su composición u origen). También nos hace mucho daño la especulación financiera, la que se practica sobre el valor de los abonos, de la energía, de las semillas y sobre los alimentos básicos, algo que hacen unas decenas de multinacionales, que controlan una buena parte de los llamados "mercados mundiales". De eso nada saben los sisones, ni las avutardas, ni los jabalíes.

Podríamos decir sin ningún temor a equivocarnos que en España ha matado más ovejas y cabras en tres años la subida del coste del pienso que 100 manadas de lobos hambrientos, y que la falta de liquidez financiera ha arruinado a más agricultores y ganaderos que todos los bandos de grullas y de estorninos juntos.

Por ello es bueno aclarar que las quejas que damos por daños de fauna salvaje desde las organizaciones agrarias, al menos desde la nuestra, se deben a que el perjuicio producido por la fauna salvaje y la no asunción de los costes por las administraciones, es la gota que colma el vaso de la falta de rentabilidad, o de las sin razones que se practican con el sector agrario. (Aparte del indiscutible perjuicio personal del afectado)

Toma de muestras en las balsas de Fofoyesos de Fertiberia en las marismas de Huelva

Toma de muestras en las balsas de Fofoyesos de Fertiberia en las marismas de Huelva

23-02-2011Greenpeace

Expertos del laboratorio francés CRIIRAD especializado en investigación y medición de la radiactividad confirmaban la gravedad del problema radiactivo generado por la empresa Fertiberia en las Marismas de Huelva, a causa de sus vertidos de fosfoyesos radiactivos (más de 120 millones de toneladas en unas 1.200 hectáreas de marismas), algo que llevan años denunciando diversas organizaciones

Respecto de las medidas de conservación, que me perdone quien corresponda, pero en los últimos años hemos visto cómo se construyen cientos de kilómetros de carreteras, de vías de tren, o aeropuertos y centrales eléctricas, sobre zonas de alto valor medioambiental. Los problemas que esto podría generar se resuelven la mayor parte de las veces con papeles "que van y vienen"; por el contrario y a modo de ejemplo, vale citar que en otras ocasiones se prohíbe a un cabrero ampliar cinco metros la nave de su aprisco para guardar las cabras, por supuestas afecciones negativas al medio natural.

Estos hechos o similares, no tan puntuales como pudiera parecer, quizá ocurren para lavar las "malas conciencias" generadas en algunos técnicos, por no haber sabido o querido impedir un modelo de desarrollo salvaje impuesto por las grandes compañías en España.

Lo cierto es que no pocas veces las supuestas medidas de conservación las acaban soportando inicialmente cuatro inocentes lugareños; aunque después la verdadera ausencia de las importantes, cuando se construyen las grandes infraestructuras, las sufra el conjunto de la sociedad.

Seguiremos demandando, por tanto que las políticas de conservación de la naturaleza las financiemos entre todos los ciudadanos de forma que los ganaderos y agricultores afectados negativamente por ello, sean compensados. No obstante, sin menospreciar en absoluto estos daños, la problemática global del sector: es la falta de rentabilidad, la ausencia de políticas agrarias serias, de presupuesto, de relevo generacional, de orientación económica, de fiscalidad inadecuada, de pensiones de jubilación de miseria etc etc.

Como dijo el filosofo ingles Hobbes ¿Será que el verdadero lobo somos nosotros, los seres humanos?

José Manuel de las Heras

Coordinador estatal de la Unión de Uniones