Boletín Agrario Agricultura, Medio Ambiente y Mundo Rural

Sovena y Mercadona manifiestan que quieren contar con aceite de oliva de producción propia

Faeca advierte del peligro para el sector oleícola en España

Cooperativas Agro-alimentarias.

FAECA considera muy perjudicial la posible compra del Proyecto Tierra por parte de empresas vinculadas a Mercadona. Desde FAECA temen que el objetivo fundamental de esta compra por parte del único proveedor de aceite a Mercadona, es llegar a ser autosuficientes en producción para poder manejar aún más los precios y reducir su dependencia de las almazaras a las que tienen que comprar el producto

Ante las informaciones aparecidas en los medios de comunicación, la Federación Andaluza de Empresas Cooperativas Agrarias (FAECA) respeta la decisión empresarial tomada por el Grupo Elaia -participado al 50% por la compañía aceitera Sovena y la sociedad de capital riesgo Atitlán- para hacerse con el negocio de olivares "Proyecto Tierra" del Grupo SOS en Portugal, pero considera que este acuerdo será potencialmente, a medio y largo plazo, muy perjudicial para el sector oleícola en España.

Sovena es el segundo operador aceitero del mundo, proveedor de Mercadona, mientras que la sociedad Atitlán está presidida por el yerno de Juan Roig, propietario este último de la cadena de supermercados líder en España. En consecuencia, con esta operación se pone de manifiesto la intención de Sovena y Mercadona de contar con aceite de oliva de producción propia, reduciendo así su dependencia del sector productor de aceite de oliva español.

En virtud de este acuerdo, el Grupo Elaia duplicará su superficie agrícola en el país luso, pasando de las 4.500 hectáreas de olivar superintensivo a las cerca de 10.000 hectáreas, lo que supone un potencial productivo de en torno a los 20 millones de kilos de aceite anuales, si bien su objetivo no es parar aquí sino seguir creciendo en otros países donde las inversiones y los costes de producción son mucho más baratos: Marruecos, Túnez, etc.

Las consecuencias para el sector oleícola español son evidentes. A la batalla de precios emprendida por la distribución y liderada por Mercadona, especialmente virulenta para el aceite de oliva al haber sido utilizado como producto reclamo, se suma ahora el hecho de que las grandes superficies quieran continuar esa lucha de precios desde el origen, desde la producción, desplazándose para ello a países donde las inversiones y los costes de producción son mucho menores que en España y valiéndose de métodos de cultivo con los que difícilmente puede competir nuestro olivar.

Sirva como ejemplo que una hectárea de olivar superintensivo concentra diez veces más olivos que una hectárea normal, siendo este sistema de producción uno de los más excluyentes pues, dado que requiere una orografía muy determinada y mucha cantidad de agua disponible, deja al margen de su cultivo a la mayor parte del territorio agrario disponible, especialmente en Andalucía. Todo ello, agudizado por el hecho de que, al estar mecanizado, reduce muy considerablemente los costes de la mano de obra y, por tanto, de producción.

Desde FAECA temen que el objetivo fundamental de esta compra por parte del único proveedor de aceite a Mercadona, para la elaboración de su marca Hacendado, es llegar a ser autosuficientes en producción para poder manejar aún más los precios y reducir su dependencia de las almazaras a las que tienen que comprar el producto.

Siendo Sovena la segunda empresa operadora de aceite de oliva en el mundo, con unos ingresos, sólo en España, de 520 millones de euros, la nueva decisión comercial sólo puede empeorar las cosas para los olivareros españoles, que vienen sufriendo precios ruinosos y viendo cómo su producto, elaborado con sumo cuidado para obtener la máxima calidad, es banalizado por la gran distribución y vendido en muchas ocasiones por debajo de costes, como ya hemos denunciado en múltiples ocasiones ante la Comisión Nacional de la Competencia.

En consecuencia, FAECA quiere hacer una llamada de responsabilidad a estas empresas para que sean conscientes del daño que pueden hacer a los agricultores o, lo que es lo mismo, a un importante número de sus consumidores, actuales o potenciales. Asimismo, FAECA solicita a la Administración infraestructuras, como el riego, para poder mantener unos niveles mínimos de rentabilidad ante estos nuevos inversores y la amenaza que suponen para el sector productor.