Boletín Agrario Agricultura, Medio Ambiente y Mundo Rural

ASAJA Granada denuncia que los cauces de los ríos "se encuentran abandonados"

Reclama a la Agencia Andaluza del Agua actuaciones en ríos y arroyos de la provincia

ASAJA Granada

"Prevenir mejor que lamentar: los cauces de los ríos se encuentran abandonados". ASAJA Granada reclama a la Agencia Andaluza del Agua actuaciones de limpieza y acondicionamiento en los ríos y arroyos de la provincia, con especial atención a la cuenca del río Genil.

Vista del río Genil

Vista del río Genil

Todos los años tenemos que lamentar en época de lluvias numerosos desbordamientos con arrastre de tierras que ocasionan graves daños en parcelas sembradas, caminos e infraestructuras, evitables si las tareas de limpieza y conservación de los cauces por parte de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, se llevaran a cabo normalmente.

En concreto, hay puntos negros aguas abajo del curso del río Genil, entre otros El Barranco del Lobo, en Huétor Tájar, o el arroyo de Escóznar, en Valderrubio, que no reciben nunca la atención de la Administración autonómica a pesar de los desastres que han causado por el estado de abandono en que se encuentran. Y este año la situación será de más riesgo ya que los ríos y arroyos acusan los últimos temporales registrados en diciembre de 2009 y en enero-febrero de 2010.

ASAJA GRANADA reclama a la Agencia Andaluza del Agua -puesto que es una tarea exclusiva de su competencia-, actuaciones concretas en esos puntos, donde se acumula vegetación y escombros que ciegan el trayecto del agua. Los agricultores asisten además a este problema sin poder intervenir, porque recibirían una desproporcionada sanción si tomaran la decisión de asumir por sí mismos las labores de limpieza de un cauce. También los ayuntamientos están atados de pies y manos debido a la complicada burocracia para conseguir los permisos.

Manuel del Pino, Secretario General de la organización agraria considera que la Agencia Andaluza del Agua debería al menos no poner trabas y facilitar a los agricultores y a los ayuntamientos que realicen por su cuenta los trabajos de limpieza en las cuencas. No vale con alegar falta de presupuesto, cuando se trata de una labor de carácter preventivo necesaria para evitar males mayores.

El desbordamiento de los ríos provoca de hecho no sólo daños sobre las cosechas sino que arrasa poco a poco la capa fértil de las parcelas, mermando su rendimiento, lo que añadiría un plus de dificultades a la crisis que ya soporta el sector agrario.